jueves, 10 de octubre de 2013

Día 4

“Julio no parecía peligroso, es más, superando esa barrera de insensibilidad, había una persona realmente dulce… la pregunta era cómo acabar con aquello que sólo se había venido abajo producto de un golpe en la cabeza, tampoco es que pudiese golpearlo a diario con la esperanza de hacerle salir de ese trance.” Meditaba Marcos mientras le llevaba a su cama y le tapaba.

Demian, por su parte, decidió aprovechar su día libre finalizando la lectura del expediente del chico.
Marcos se encargó de llevarle el desayuno a Julio.
Charon había insistido en acompañarle, un poco con la duda, terminó dejando que fuese. Para su sorpresa, Julio se portó amigablemente incluso le rió las bromas a Charon sobre su mano y su cabeza vendadas, engullo los alimentos y se despidió de ambos antes de que cerrarán su celda.
La adolescente se disgustó bastante con que alguien tan amable estuviese encerrado, Marcos le explicó que era porque era un mal paciente, y se había negado a comer y a tomarse su medicina…
Marcos- Tu hermano ha tenido problemas para que Julio coma, creo que está… deprimido, o algo así… además parece estar aquejado de algo más…
Charon- Pero eso no es razón para tenerlo así.
Marcos- Por eso tu hermano quiere tenerlo controlado para estudiar lo que le pasa. Además a los nuevos es normal tenerlos aparte durante un tiempo.

Charon aceptó la respuesta aunque seguía compungida por su salvador.


Demian levantó la cabeza, y miró la hora… las 12, y aún no se había pasado a ver Julio. Tomó lo necesario y fue a su celda, por el camino no se encontró con nadie, y no había avisado a Marcos, no sabía si necesitaría su ayuda, esperó que no fuese necesario. Llegó a la puerta, entró y cerró tras el. El otro chico estaba trasteando el armario, había hecho la cama y parecía aburrido. Se sorprendió al verlo entrar.

Demian- Perdona, pero esta mañana no he podido venir, y no debería dejar que te saltases las dosis.
Julio cerró las puertas del ropero y se sentó en la cama. Parecía abatido, Demian se sintió aliviado, "a pesar de su estado de ánimo parece que colaborará" pensó, ocupó su lugar junto a la cama y empezó a prepararlo todo. Julio se tumbó resignado, esperando el aguijonazo, pero en ese momento se dio cuenta, la puerta estaba abierta, el cerrojo estaba por fuera, y su custodio estaba sólo. Sin pararse a pensarlo mucho, saltó de la cama, pilló por sorpresa a Demian que quedó encerrado en un abrir y cerrar de ojos.
Era libre, si lograba quitarse el collar antes de que lo pillasen, sería libre. Salió corriendo por el pasillo, alcanzó la salida al patio trasero y corrió campo a través dentro de las propiedades de la mansión. Tenía claro lo que buscaba, un lugar dónde ocultarse mientras se quitaba aquello, y lo más probable es que no le buscasen dentro de los mismos terrenos, encontró una zona boscosa, una zona de frutales varios y se ocultó allí, vio unos ciruelos cuyas ramas llegaban al suelo escondiéndolo de miradas indiscretas.
La carrera lo había dejado exhausto, había hecho bien al tomar el desayuno aquella mañana, se centró en darle vueltas al aro que tenía en su cuello, buscaba un punto, alguna marca, algo que abriese mágicamente el artefacto.

Cuando Marcos fue a llevarle el almuerzo al nuevo, descubrió a un irritado Demian que lo miraba ferozmente desde el interior de a celda.
Demian- Ese idiota…-
Marcos- No puede haber ido muy lejos, no estaba lo bastante recuperado como para esperar escapar de verdad- la mirada de malas pulgas de su acompañante le respondió.
Demian- No volveré a fiarme de él- sabía que otros amos trataban con desprecio y crueldad a sus esclavos, así que habiendo tratado de ayudarle acabase así recompensado le dolió.
Demian sacó la pantallita que había usado para verificar el collar de Julio, introdujo parte de un código y la pantalla se iluminó con un mapa de la finca familiar, un puntito palpitante marcaba su escondrijo.
Demian- Parece que se ha escondido aquí mismo, esperemos que no haya sido tan idiota de intentar quitarse el collar, es más probable que se haga daño que de que se lo pueda sacar- Diciendo esto fueron en su busca.

*  *  *
Ya lo había intentado todo, aquel aro no salía de ninguna forma posible, resoplaba y tenía el cuello y las manos irritados. Levantó la vista frustrado. Justo a tiempo, un vehículo se aproximaba a su refugio, no se dejaría coger, había logrado demasiado como para dejarse atrapar ahora. Esperó agazapado para no dar facilidades a que lo encontrasen, el biplaza pasó de largo por muy poco, era su ocasión, corrió ocultándose de la vista entre los árboles.
Algo iba mal, el vehículo dio media vuelta y se le acercaba, no importaba cuánto corriese, ni cuanto se ocultara, tenían un medio de seguirlo.
La rabia se apoderó de él, olvidándose de todo razonamiento lógico se limitó a correr con todas sus fuerzas, no tenía dónde guarecerse, se había visto obligado a salir a campo descubierto. Su cuerpo falló, sintió un golpe, le faltaba el aire, y el pecho le dolía. Antes de que se diera cuenta Demian le sujetaba la cabeza hacia atrás y Marcos le estaba presionando el pecho a intervalos, se dejo ir…
Demian y Marcos de afanaban en revivirlo, la carrera y la excitación le habían ocasionado un fallo cardiaco, desesperado, su nuevo propietario le daba aire y constataba una y otra vez si sus constantes volvían a la normalidad. Por fin un jadeo y una tos les marcó el reinicio de sus funciones.
Demian- Idiota…
Marcos se limitó a recogerlo del suelo, subieron al biplaza y volvieron a la mansión. Una vez allí entraron en el cuarto que le habían asignado al chico, estaba lleno de restos de maleza y tierra, así que Marcos lo llevó a la ducha y lo lavó, estaba inconsciente, por lo que no le ocasión muchos problemas. Aunque, lidiar con un cuerpo muerto no es fácil, al menos no luchaba. Le vistieron entre los dos y lo colocaron en su cama. Demian se preparó para examinarle a fondo, le desabrochó el pijama y colocó las ventosas sobre su pecho, la cajita que tenía entre las manos le dio la lectura del electrocardiograma, estaba estable, aún así aquello era peligroso. Cuando despertase se encontraría muy cansado, no podría echarle la bronca como esperaba. Registró el suceso y se sentó a esperar.
Si tenía esa dolencia, debía de ser lo bastante leve como para haberle permitido tamaña lucha, pero tras ese susto debería de vigilar más de cerca su evolución.

Julio despertó al anochecer, sus guardianes habían cenado en su estancia, no lo habían dejado solo ni un momento. Trató de hacer memoria, no recordaba lo sucedido tras su encuentro con el vehículo cuando había sido descubierto, su fuga le había salido por la culata. Sintió un gran resentimiento… intentó incorporarse pero no pudo, eso le asustó.

Demian-Estate quieto- le soltó de mal humor, mientras se le acercaba.- todo esto por eludir un pinchacito de nada- sabía que no era por eso, pero aquello le dolería más que cualquier otra cosa que le dijera.
El aludido miró a otro lado, al hacerlo sintió un escozor en el cuello, al ir a tocarse se dio cuenta, tenía los dedos vendados, y el cuello también.
Demian- Te hemos cambiado los vendajes y nos has obligado a añadirte más- dijo con tono distraído.
Marcos- Déjalo ya, lo ha pasado mal- Demian se volvió para contestarle.
Demian- ¿Y nosotros no?- le soltó de mala gana- creí que se me moría en los brazos.- se giro de nuevo para ver la reacción de Julio, estaba asustado y se apretaba el pecho. Sobresaltado le aferró una mano e intentó tranquilizarlo.
Demian- Venga, que eso ya ha pasado, cálmate y descansa.- Indicó a su ayuadante que se acercara y lo incorporaron un poco, Demian se encargó de darle de cenar, Julio estaba tan agotado que se limitó a tragar lo que le daban. Finalmente le metió unas pastillas en la boca con una cuchara y con un poco de agua le hizo ingerirlas. Le recostaron y se quedó dormido, no sintió los pinchazos que Demian le administró, ni cómo le tapaban…
Le dejaron sólo, no sin que antes su amo programase su collar por si sufría alguna irregularidad cardíaca.

jueves, 3 de octubre de 2013

Día 3

En su cuarto esa noche Demian meditó, “¿y si trataba de otro modo a Julio?, tal vez se abriría más y podía ser que colaborase un poco con su recuperación”.
Marcos en su cama con su mujer al lado, también pensaba en el chico, “se parece a Demian, pero es como si algo lo hubiese corrompido, es como su versión enferma y herida.” No quería reconocerlo, pero precisamente eso le había hecho sentirse impulsado a ayudarlo, quisiera o no.

A la mañana siguiente, Marcos habló con su esposa Naira, era un año más joven que él, de raza negra con una mirada clara y profunda. Era una mujer sensata e inteligente, siempre sabía qué debía decir o hacer, compensaba la torpeza de su marido en este sentido. Habían tenido la suerte de no haberse vistos forzados al matrimonio por su condición de esclavos, si estaban juntos era porque había sido su voluntad.

Marcos-Naira…-
Naira-Dime, cariño-
Marcos-Ese chico me preocupa-
Naira-… ¿qué es lo que te preocupa realmente?-
Marcos- Se parece a Demian… es como si de pronto tuviese un hermano enfermo o algo así.-
Naira-Eso es porque aprecias mucho a Demian, prácticamente podéis llamaros hermanos, y si ese chico se parece tanto, es fácil que te sientas así.-
Marcos- Me siento obligado a cuidar de él, pero ese chico, Julio, no es Demian.-
Naira-¡Claro que no!, pero eso no quita que lo veas como otro “niño” con el que jugar- dijo esto con un tonito divertido, le gustaba resaltarle a su marido que seguía siendo un niño por muy grandote que fuese.
Marcos sonrió.
Marcos- Tienes razón, puede que esa sea la razón. ¡Gracias tesoro!- mientras besaba sus carnosos labios -me has ayudado mucho-

Después de desayunar Demian y Marcos fueron la celda de Julio, habían hablado, y ambos coincidían en intentar un trato más amable. Cuando abrieron el pasador, vieron que el sussodicho no estaba en la cama, el agua de la ducha acababa de cortarse. Así que esperaron a que saliese.
Un cuerpo delgado emergió de la puerta que daba al baño, con una toalla alrededor de la cintura y otra, con la que se frotaba la cabeza tapándole la cara. Cuándo terminó de secarse el pelo y se dio cuenta de que le estaban esperando se quedó frío, sin saber qué hacer ni qué esperaban de él.
Marcos le tendió ropa limpia, para que se vistiese.
Demian-Tienes mejor aspecto-
Julio-…- vistiéndose
Demian-Por cierto, ¿tu no escaparías a la mínima ocasión verdad?- se quedó esperando la respuesta- claro que no, ¡qué preguntas las mías!. Hoy vendrás con nosotros a otro sitio.-
Julio se colocó unas zapatillas y pareció seguirle como un zombie, tenía razón si quería escapar esta era su ocasión, aún no le habían puesto ningún identificativo, podía pasar por hombre libre y una vez fuera, quién sabe.
En cuanto llegó al pasillo y empezaron a andar vio la posibilidad, si corría a la salida… Sin previo aviso, salió corriendo, Marcos se percató se lanzó tras él. Le alcanzó una mano y aferrándose a ella, le calló encima.
Demian- Si lo llego a saber...- dijo frustrado.
Julio se retorcía y forcejeaba boca abajo con Marcos inmovilizándolo en el suelo, Demian se agachó a su lado y le inyectó algo en el cuello, todo se nublaba y giraba a su alrededor. Sintió como el hombre que le había inmovilizado, le tomaba en brazos y que empezaban a hablar entre ellos, luego perdió la consciencia.

Marcos-No esperaba esto, puede que se recupere pronto. Al menos ha intentado algo.
Demian- Puede ser, pero si lo que intenta es escapar habrá que ponerle frenos. Ayer llegaron los resultados del análisis, quitando que está un tanto desnutrido no he visto nada raro.
Hoy debe llegar su identificación con los datos nuevos, supongo que eso ayudará a quitarle la idea de fugarse.

Lo llevaron al cuarto de Demian y lo tendieron en su cama.
Demian- He pensado en tenerlo aquí conmigo, así lo tendré más controlado.-
Marcos- ¿Estás seguro?, no sabes lo que puede intentar.- se alarmó de verdad por la seguridad de su amigo.
Demian- No creo que pase nada.- soltó confiado.

Marcos salió por el desayuno para Julio. Mientras Demian fue a su escritorio a mirar los documentos del chico.
Mientras tanto, Julio se había despertado y medio borracho por la droga, se había levantado tambaleante hacia el balcón. Se encontraba mareado quería respirar aire fresco y despejarse, se aferró a la barandilla.
Demian acababa de darse cuenta de la gesta de Julio, y se acercó al balcón. Cuando de repente el joven se desvaneció, viendo el peligro de que cayese por el balcón le agarró de la camisa y tiró de él, aunque no lo bastante rápido como para no escuchar un “Clack” seguido de un “Tack”, en cuanto cayó de espaldas sobre si, vio lo que había pasado.
De su frente y la sien derecha manaban unos hilillos de sangre.
Lo llevó a su cama, cuando llegó Marcos, lo pilló limpiado las heridas y comprobando sus pupilas. Sólo estaba inconsciente, pero sólo sabrían el alcance de la posible lesión una vez despertase… y aún así, podía tardar en dar la cara.
Ayudado por Marcos, Demian curó las brechas y las vendó, le quitó los zapatos y lo dejó reposar en la cama.
Demian- No debía haberse despertado, no tan pronto. Debía haber estado así al menos unos 20 minutos más- Se lamentaba irritado de ese error.
Marcos- Eso es algo que no podías saber, ya me dijiste en una ocasión que había personas con mayor tolerancia a los somníferos que otras- el chico agradeció el detalle de su amigo.
Esperaron un buen rato hasta que sintieron un gemido de la cama.
Julio empezó a moverse mientras se agarraba la cabeza con cara de dolor.

Le dolía la cabeza, recordaba el balcón y el mareo luego…estaba en la cama y dos hombres le miraban con preocupación.
Julio- ¿Qué ha pasado?- preguntó.
Marcos- Te has golpeado la cabeza-
Julio- Ya veo- dijo mientras se le saltaban las lágrimas y trataba de contenerlas.
Demian examinó que no hubiese daños, le hizo seguir su dedo, le preguntó su nombre y si les reconocía. Para su alivio todas las respuestas fueron normales. Se extrañó de que Julio se mostrase tan amigable. Marcos también se dio cuenta, aunque tal vez el susto lo había hecho ser más cooperador.
Demian- Deberías comer algo- Le colocó la bandeja sobre el regazo.
El joven no dudó en comer y lo hizo con bastantes ganas. Aquello no iba bien, algo le había hecho cambiar. Cuando acabó hasta la última migaja, preguntó con reparo:
Julio-¿Podría tomar algo para la cabeza?...el dolor me está matando.- A pesar del tono tímido, se apreciaba una personalidad abierta y amigable.
Demian le dio una pastilla y un vaso de agua, que J no dudó en tomarse.
Julio-Gracias- dijo con una sonrisa.

Demian- Es hora de tu medicina- dijo un poco cortado, ese cambio le dejaba sin saber bien como actuar- échate de costado… es para la…-
Julio- Lo sé- dijo dócilmente, y se recostó, bajándose un poco pantalones y calzoncillos dándole la espalda. Marcos se colocó a su lado como hacía siempre en esas situaciones, aunque intuyó que no sería necesario.
Julio escuchaba a su espalda como Demian preparaba el inyectable, se le ponía la carne de gallina, mientras ocultaba la cara entre sus brazos y se encogía. Pero no hizo nada que pudiese estorbarle mientras esto pasaba. Marcos no podía más que sentir compasión por aquello, era obvio que al chico le atemorizaban las agujas.
Cuándo Demian acabó, Julio se sintió aliviado.
Le dejaron sentarse en la cama y justo cuando acababa de hacerlo llamaron a la puerta, Marcos fue a ver quién era. Se trataba del identificador de Julio, había llegado esa mañana.
Se taraba de un anillo toroidal liso de color plateado. Demian lo tomó y con un punzón presionó en un punto determinado, el aro se volvió un semicírculo.
Demian-Veamos cómo te queda- dijo mientras se acercaba a Julio, se lo colocó en el cuello y con el punzón fue presionando hasta que el aro se cerró sobre si mismo.
No le quedaba ni holgado ni apretado.
Demian- ¿Te molesta?-
Julio- No, está bien.-
Demian-Bien.- Tomando una pantallita del tamaño de una sextilla (DIN A6) la acercó al aro, la pantalla se iluminó con los datos contenidos en el collar. Con el mismo punzón toqueteó la pantalla habilitando y deshabilitando opciones, hasta que estuvo conforme.
Demian- ¿Sabes qué es esto?- dijo señalándole el collar que le acababa de poner, Julio asintió.-Eso nos ahorra tiempo, dado que ahora mismo estás delicado de salud, he habilitado los controles de chequeo, los datos serán muy importantes para ver si mejoras o si algo te afecta demasiado.- Julio asintió, para indicarle que había entendido.-Creo que podemos ir a dar una vuelta por los campos- Se despidió de Marcos y se llevó a Julio con él.

Salieron de la mansión y tomaron un vehículo de las cocheras, era un biplaza adaptado para el camino irregular. Tomaron el camino principal que comunicaba la mansión con las puertas principales de la finca, a escasa distancia el camino se bifurcaba en otros senderos comunicando el resto de las propiedades.

Julio parecía animado y Demian aprovechó para estudiarle. Vieron a una chica en el camino que les saludó no habían pasado unas decenas de metros de ella cuando 5 individuos se abalanzaron sobre ella. Julio saltó del vehículo antes de que Demian pudiese dar un volantazo y girar.
Julio estaba defendiendo a la chica, repartía golpes como un luchador profesional, a pesar de su aspecto frágil, Demian comprobó que su mirada se había vuelto vacía y temió por la chica.
Demian-¡Charon!- le gritó, pero J bailaba a su alrededor protegiéndola de cualquier daño, los tipos terminaron por huir. Demian dio aviso a la policía para que se encargasen de aquello, mientras bajaba apresurado y corrió por la chica.
Julio recuperó la razón y se centró en recuperar el aliento.
Julio-¿Estás bien?- se dirigió a la muchacha.
Charon- Si- decía mientras aún lloraba del susto
Demian- ¿Estáis bien?- mientras se abrazaba a Charon
Charon- Si, el me protegió.- De la casa venía otro vehículo a recoger a la chica tras lo que había pasado.

Una vez que se quedaron a solas:
Demian- ¿Qué te ha pasado?¿Cómo es que has actuado así?¿Te han entrenado?- Preguntó todo esto de corrido y cargado de ira.
Julio- No podía dejar que agrediesen a alguien y menos de esa forma tan cobarde, no pude evitarlo…
Demian- Me alegra que la hayas salvado- dijo con tono conciliador- Pero eso no quita que me disguste no saber el tipo de individuo he metido en esta casa.
Julio-…- Estaba avergonzado y confundido, no sabía qué contestarle.
La expresividad que se le notaba ahora le relajó.
Demian- Sube ya- y le enseñaba el asiento vacío.

Demian le enseñó los campos de cultivos ecológicos en los que trabajaban el resto de esclavos de la familia, estos vivían en las distintas parcelas agrupados en familias, eran extensiones relativamente grandes, eso unido a que habitaban en núcleos familiares, minimizaba la sensación de pertenecer a otra persona y mantenía las buenas relaciones.

Demian dejó a Julio al cuidado de una de estas familias para que pasase el día con otras personas, el volvería al atardecer.
*  *  *
Al atardecer se presentó para recogerle, aunque antes habló con el cabeza de familia con la que se había quedado, le dijo que Julio era buen trabajador, que sabía trabajar con las plantas y que había sido muy agradable tenerlo allí. Los niños habían hecho buenas migas con él y que ahora estaban enseñándole algo que habían visto en el huerto de atrás de la cabaña. Se oyó un grito de niño seguido de varios más, el viejo y Demian se acercaron rápidamente a ver qué había pasado. Un crío lloraba en el suelo mientras Julio agachado agarraba algo en su mano y el resto de niños miraban asustados. Sin inmutarse, Julio tomó un escardillo del suelo asestando un golpe con él a lo que estaba sujetando con la mano, soltándolo y dejándose caer en el suelo.
Julio- No pasa nada, tranquilos-
Demian- ¿Qué narices estabas haciendo?- le espetaba mientras se acercaba –una serpiente…-
Una serpiente había asustado a los chiquillos, pero antes de que mordiese al que tenía más cerca Julio la había atrapado con la mano, y la había decapitado con la herramienta más próxima. Aunque le había mordido, la mano izquierda se le estaba hinchando.
Viejo Mat-Esperad aquí- dijo el viejo- volvió al poco con un antídoto, que Demian se apresuró a inyectarle a Julio en el brazo herido.
Julio terminó mirando para otro lado mientras los críos lloraban o se reían de su fobia a las agujas, Demian le reñía por su falta de cuidado y el viejo le agradecía su actuación.

Volvieron a la casa principal mientras se despedían de aquella gente.
Por el camino el ánimo de Julio se fue apagando poco a poco.

En la casa:

Demian- Ha sido un día largo. -Decía mientras hacía que Julio pasase con el al cuarto.
Julio-…
Pasó con sumisión, Demian hizo que se sentara con el a la mesa que tenía en su dormitorio, ya la habían dispuesto para la cena.
Julio se sentó con el gesto que le hizo Demian y empezó a cenar a la par que este. Demian observaba cómo comía, parecía un poco más recuperado que cuando llegó, y en ese momento su mente parecía más animada. Los efectos de ese golpe en la cabeza no parecía que se fuesen… Julio al sentirse observado levantó la cabeza y miró a su dueño.
Demian- Sigue comiendo, no sería bueno que tu salud se viniera abajo, o me darías más trabajo.-sonrió ligeramente divertido.
Julio volvió a agachar la cabeza y acabó de comer con desgana (no le gustaba que le observaran y menos de esa manera), acabó de comer y se retiró levemente de la mesa.
Demian-Ya has acabado?- Dijo sorprendido, Julio no había comido demasiado. – Si ya has acabado ve al baño, quiero que te acuestes pronto- le indicó una puerta al fondo de la habitación.
Julio obedeció sin decir palabra. En el baño encontró ropa límpia y un cepillo de dientes para él.  Al volver Demian ya tenía preparada una jeringuilla cargada con el contenido de tres ampollas que reposaban descabezadas en una bandeja, junto con más material de este tipo.
Al otro lado de la cama Marcos esperaba sentado por si se le necesitaba.

Demian- ¿Bien?, ¿a qué esperas?- dijo mirando la única cama del cuarto.
Julio lo miró con aversión, aquello no e gustaba. Además era la cama del amo, antes no se había dado cuenta, ¿qué pretendía?, obedeció y se echó sobre el colchón al tiempo que Marcos se levantaba de la silla pensando que tendría que obligarlo, no fue necesario y volvió a sentarse.

Julio se colocó de lado dándole la espalda a Demian, y se bajó ligeramente los pantalones y los calzoncillos dejando parte de su trasero al descubierto. No podía desobedecer y sin embargo aquello le superaba…

Demian estaba sorprendido, aquella docilidad, y sobretodo la expresión de la cara de Julio, estaba claro que aquel golpe le había afectado a la personalidad…
Se sentó a su lado y preparó la inyección, al colocar la mano izquierda sobre el costado de Julio este se encogió, dobló más las rodillas quedándose en una postura casi fetal, y cerró los ojos con fuerza.
Demian miró a Marcos, que le devolvió la mirada con el mismo desconcierto. Marcos colocó una de sus enormes manos sobre las rodillas del chico para que no se moviese y colocó la otra sobre su hombro.
Demian le administró el complejo vitamínico y le subió los pantalones, Marcos lo soltó en cuanto acabó el primero.
Demian- Julio- llamó. Mientras con suavidad lo hacía girarse dejándolo boca arriba, Julio abrió los ojos aunque su expresión había vuelto a cambiar. Volvía a tener la mirada perdida y torva de la primera vez. Esto hizo que Demian tuviera aún más ganas de estudiarle y de investigar el origen de su nuevo esclavo.

Demian sacó un aparato rectangular “parecido a un amperímetro, de los actuales” (un lector de ondas portátil) y una serie de ventosas pequeñas con un código de color en el extremo.
Untó el interior de estas y fue colocándolas en la frente y sienes de Julio, que ahora se mantenía con la mirada perdida, no parecía tener ninguna emoción, Marcos estaba alerta por si reaccionaba de algún modo peligroso.
Demian siguió centrado en lo que hacía, desabrochó la camisa del pijama de Julio y fue colocando cuidadosamente las ventosas sobre su pecho.
Volvió a su aparato y escaneó primero las ventosas de la cabeza, el patrón de ondas cerebrales parecía normal, el golpe no parecía haberle afectado, debía mirar los resultados con detenimiento, pero lo más seguro es que se tratase de un problema psicológico…

Comprobó lo que las ventosas del pecho pudiesen decirle, parecía normal, aunque se percató que el corazón del joven presentaba una ligera arritmia, de todos modos en la mayor parte de las lecturas no se captaba…
Retiró las ventosas y limpió con un paño los restos pegajosos que habían dejado.

Demian- Bien Julio, veamos cómo están tu tensión y el corazón.- Buscaba alguna respuesta de Julio pero este estaba ausente. Un poco desmotivado por la respuesta, optó por tomarle la tensión, colocó la cinta ancha en torno a su brazo derecho que es el que le caía más cerca… la lectura era normal, quitó el artefacto, y con el fonendoscopio comprobó la lectura que había obtenido antes del corazón… Era un sonido muy leve, pero estaba ahí, tenía un problema cardíaco y no se había revelado hasta ese momento.
Viendo que había tenido fiebre hasta esa mañana, decidió comprobar su temperatura, hizo que el inerte de Julio moviese un poco el brazo derecho e introdujo un termómetro en su axila… la temperatura era normal, al menos no tendría que lidiar con eso.
Aquella apatía propia de un zombie le asustó bastante, sobretodo tras haberle visto “despierto”. No es que fuese un hombre muy animado o que hablase mucho, es que el estado en el que se encontraba ahora era el de un muerto viviente. Lo giró hasta ponerlo de nuevo de costado… ninguna reacción… Marcos también estaba igual de incómodo, de haber sido alguien con un problema de movilidad o una persona asustada, habría sabido cómo tratarle, ¿pero esto?...
Demian sacó un frasco pequeño y otra jeringuilla extrajo una dosis y se la inyecto a Julio en el cuello, que en ese momento intentó zafarse, pero Marcos ya le había inmovilizado, y Demian con la mano izquierda le sujetaba la cabeza. Vació el contenido de la jeringa y Julio dejó de moverse, sus ojos abiertos y asustados en el momento en que reaccionó, se cerraban sin que el miedo hubiese desaparecido de ellos… Su respiración se hizo pausada y regular.

Demian- Marcos, llévalo a su cuarto, mañana quiero repetirle el análisis de sangre, procura descansar tu también-
Marcos- Claro, señor Huenter. Buenas noches.- Se despidió, animado por una parte por haber visto mejoría en el chico, aunque intranquilo por no saber en qué acabaría aquello.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Día 2

Tras el desayuno Demian y Marcos se dirigieron a ver cómo estaba su huésped, Marcos llevaba el desayuno en una bandeja, café, zumo, tostadas, fruta…
Marcos- ¿No te parece demasiado para un esclavo?- Bromeó.
Demian sonrió
Demian- Mi intención es que se recupere pronto, así que voy a tentarlo para que coma. Traigo un suplemento en el maletín- dijo mientras lo alzaba a su lado – espero que le haya bajado la fiebre, los resultados de los análisis deberían llegar esta tarde.

Abrieron la puerta y entraron, no parecía haber cambiado nada, estaba igual que lo dejaron la noche anterior, Marcos dejó la bandeja en una mesa que había en el centro de la habitación y se acercó a la cama. Demian ya estaba allí, había levantado la colcha.
Demian- ¡Está desnudo!- miró a su acompañante que se adentró en el baño, la ropa del día anterior estaba tirada por el suelo y había una toalla en mitad de la puerta.
Marcos- Parece que le dio por darse una ducha nocturna-
Demian- Vaya… anda y recoge algo del armario, debería venirle bien, y unos calzoncillos.- (El adquirir vestuario y los objetos personales es responsabilidad del propietario)

Julio estaba dormido tan profundamente que no escuchó nada, Demian aprovechó para tomarle la temperatura, estaba mejor, pero aún tenía fiebre, le descubrió la retaguardia y preparó la jeringuilla con el antipirético, la dejó a un lado. Extrajo tres ampollas de su bolsa, las agitó y le dio un par de toques a la primera, partió su cuello, añadiendo su contenido al de la jeringuilla, hizo lo mismo con las otras dos. Sacó el aire, y le indicó a Marcos que le sujetase por si acaso.
Julio sintió una mano en su hombro derecho, y se despertó, aún adormecido notó una segunda mano a la altura de sus rodillas… aturdido sintió un pinchazo y se tensó inconscientemente.
Marcos-Tranquilo, enseguida acabamos.- No es que tratase de ser amigable es que ese era el trato habitual cuando ayudaba a Demian. No tenía la titulación de enfermero o asistente, pero su preparación en ese campo era superior.
Demian también se había dado cuenta de que se había despertado así que intentó acabar pronto, esperaba una oposición violenta como la de la noche anterior, no obstante no fue así. Julio se dejó hacer, una vez acabó de darle su medicina, Demian le cubrió, y Marcos dejó que se girase boca arriba.

Demian- ¿Tienes hambre?- le preguntó mientras guardaba las cosas en su maletín.
Julio estaba colorado, Marcos se dio cuenta y le acercó la ropa, se apresuró a incorporarse, pero la prisa hizo que se marease, quedándose sentado en la cama con los ojos cerrados y apoyándose en la cama. Marcos y Demian se quedaron mirando.
Julio estaba cada vez más rojo, en cuanto se le pasó un poco se pasó la camiseta por la cabeza y se giró para ponerse la parte de abajo. Se quedó sentado en el filo de la cama avergonzado.

Demian-No me has contestado… ¿tienes hambre?- dijo un poco para romper el hielo- es mejor que no te levantes de la cama.-No estaba acostumbrado a que no se le tratase con respeto, y la actitud a del chico se le antojaba pura rebeldía o peor, insubordinación.
Marcos respaldó esas palabras empujando a Julio y recolocándolo con la espalda contra la cabecera, cubriéndolo hasta la cintura. Esto sólo logró que Julio se sintiese más incómodo, pero no dijo nada.
Demian le acercó la bandeja y se la colocó sobre el regazo… Ante las miradas, Julio se sintió obligado a comer… los observadores parecieron aliviados.

Julio- ¿Qué…?...- Demian y Marcos se quedaron mirando, había empezado a hablar…, con voz queda y sin atreverse a continuar Julio se forzó a acabar la pregunta, no sabía cómo actuarían aquel amo y su sirviente - ¿Qué… me habéis inyectado?- Dijo al fin.
Demian- Algo para la fiebre y unas vitaminas, por si no te has dado cuenta, estás hecho una pena- Se quedó esperando alguna respuesta, pero no hubo contestación.
Julio comió un poco más y dejó el resto. No había comido demasiado, aquello no era suficiente para una persona normal. Demian estaba un poco molesto pero no quiso forzarlo a comer más, aún no sabía el por qué de su actitud. En 4 años debía de haberse recuperado del golpe de sus padres y de su nueva condición como esclavo… así que eso no podía ser, sólo quedaba la opción que había sugerido Marcos. Su anterior amo debió ser un tirano con él… no podía cometer el error de tratarlo igual... al menos de momento.

Retiraron la bandeja y le dejaron solo para que descansara. Al mediodía Marcos le llevó el almuerzo y se lo dejó para que comiese sin prisas, Demian estaba atendiendo algunos asuntos fuera de la mansión. Julio no le habló, se mantuvo tan apático que Marcos decidió no decirle nada.

A la tarde con la llegada de Demian, fueron a ver qué tal estaba, y a recoger la bandeja. Lo encontraron dormido sentado en la cama, no había tocado la comida, a Demian esto le molestó bastante. Decidió ver cómo estaba su temperatura antes de echarle la bronca, tal vez se había sentido indispuesto y por eso no había querido comer.
Le levantó la camiseta y le metió el termómetro en la axila, su respiración era regular, al sentir el objeto frío se estremeció y despertó.
Demian- No te muevas, te cabo de poner el termómetro.-
Julio se dejó hacer, la temperatura era normal.
Demian-Bien parece que estás mejor, esta noche será la última que tenga que darte algo para la fiebre, un problema menos. Y ahora-dijo mientras se ponía serio mirándole a los ojos- dime por qué no has comido nada.
Julio-No tenía hambre- dijo quedamente, con esa mirada suya tan inexpresiva.
Demian- Si no comes te debilitarás- dijo cabreado, aquel chico le sacaba de sus casillas era igual de testarudo que él, tal vez fuese eso lo que lo alteraba- ¿acaso quieres que te alimente a la fuerza?-
Julio-…

Demian- Quedan un par de horas para la cena, espero que comas. -dijo esto con tono de amenaza.

Se fueron, a Julio ya no le importaba nada, qué mas le daba que lo torturasen, que lo forzasen o incluso que lo ejecutasen con algún pretexto… había perdido la razón de vivir se sentía como una máquina… todo le resbalaba… y ahora parecía que le había tocado un amo caprichoso, que quería tener la satisfacción de hacerle sanar…pues vale…que hiciese lo que quisiera con su cuerpo…

Una vez hubieron cenado, prepararon las cosas y Demian se encontró con Marcos de nuevo para llevarle la comida y ver su evolución.

Descorrieron el cerrojo, Julio les esperaba sentado en la cama con los brazos cruzados. Marcos colocó la comida delante de él y se sentó a su lado, Demian hizo lo mismo pero al otro lado.

Julio no se movió.
Demian- Come – Le espetó
Julio permaneció con los brazos cruzados, ignorando la orden. Demian tomó la cuchara la metió en el estofado y se la acercó a la boca.
Demian- Abre la boca- Julio siguió impertérrito, con la mano libre Demian apretó con dos dedos su mandíbula abriéndole la boca. Aquello a Julio le pilló por sorpresa, introdujo la cuchara y le cerró la boca dejando el contenido dentro. Intentó revolverse pero Marcos le había agarrado las manos.
Demian-Traga- el chico se vio obligado a tragar- si me lo pones así no me quedará más remedio que alimentarte de este modo- Le quitó la bandeja de encima mientras Marcos le inmovilizaba las muñecas y le ató los tobillos como la noche anterior, pero las muñecas esta vez las ató juntas sobre su regazo.
Una vez acabó de atarle tomó de nuevo el plato y la cuchara, y le dio la oportunidad de que esta vez abriese la boca él.
Julio aceptó la derrota de aquella vez y acabó de comer alimentado por su captor.
Demian- ¿Ves como no era tan malo?- recogió los restos y preparó la jeringuilla delante de él, a pesar de su impasibilidad, los pelillos de la nuca se le erizaban con esta visión- échate de costado y dame la espalda… bien, así me gusta- Atado como estaba no tenía mucha opción. Sintió que aflojaban las cadenas de sus pies- ahora encoge un poco las rodillas, será mejor para ti- obedeció, a la par que el hombre que hacía de enfermero colocaba sus manos sobre él. Sintió que le bajaban los pantalones, y que le pasaban un algodón frío… se abandonó al vacío, dejó de sentir.
Cuando Demian acabó, satisfecho de su labor, comprobó que Julio se había vuelto a encerrar en su apatía. Le taparon y le dejaron por esa noche.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Día 1

Puertas que se abren, leve roce de goznes engrasados… pasos… roce de zapatillas de suela blanda… repiqueteo de zapatos de cuero… que acallan el resto de sonidos y pisadas…

Suelo de piedra lisa… sin pretensiones… se ven que lo han pulido en bastantes ocasiones, a pesar de ello carece de brillo…
Olor a desinfectante, y a pintura… las pareces claras de cemento, están cubiertas por innumerables capas, a fuerza de mantener al máximo la higiene y el mantenimiento del lugar, las paredes son pintadas con regularidad… lo que hace al lugar lo más aséptico posible.

A los lados del pasillo se disponían una serie de celdas, donde hombres y mujeres estaban agrupados por sexo, capacidades o características físicas.
Vendedor-Cómo puede ver tenemos variedad para contentar cualquier necesidad que desee cubrir. Mientras decía esto mostraba el grupo de mujeres más cercano, chicas entre los 25 y 30 años, de físico firme y trabajador. En la celda había un cartel que indicaba que eran buenas trabajadoras para el hogar o para labores del campo.
Con la otra mano mostraba otra celda con hombres de características similares, más adelante pudo ver hombres y mujeres más delgados y de aspecto frágil el cartel indicaba que eran buenos como profesores, contables, secretarios o sirvientes del hogar. Cada celda tenía las categorías principales de sus ocupantes.

Recorrieron todo el edificio, Demian no perdió ojo de toda la mercancía, mientras que el vendedor no dejaba de parlotear acerca de las virtudes de esta.
Cuando llegaban al final de su recorrido, el vendedor se empezaba a poner nervioso, el visitante no había hablado demasiado y se estaban acercando al ala de menor interés para los compradores.
Algo llamó la atención de Demian en una de las celdas del fondo, el resto estaban vacías, y habían pasado ya las que contenían a los ancianos, pero allí había alguien.
En el interior de aquella cámara había un hombre de su edad, pero parecía enfermo, tenía la mirada perdida y estaba medio sentado y echado sobre la pared…

Vendedor- Oh eso no le interesa señor Huenter, es mercancía defectuosa, está esperando a ser retirada.
Demian- Qué le pasa? -
Vendedor- Bueno, parece que algo lo volvió inútil, su anterior dueño nos lo vendió hace un mes, pensamos que sólo estaría un poco desnutrido, pero ha demostrado que no es apto para la venta.- Mientras decía esto movía los hombros y negaba con la cabeza.
Demian- En ese caso se lo quitaré de encima.-
Vendedor- Pero señor, este esclavo no le servirá de nada, no podemos ofrecérselo y menos a alguien tan distinguido.-
Demian- Este hombre es justo lo que andaba buscando.-

Viendo que no tendría sentido discutir más fueron a la sala de venta a cerrar el trato. Allí el vendedor le entregó toda la documentación del esclavo junto con la información sanitaria de este.
A la tarde se lo llevarían a su casa.

Una mansión de tipo colonial, de fachada blanca con detalles en tono siena, grandes ventanales de madera, y un balcón-terraza que ocupaba media fachada. Justo encima del portalón principal adornado con columnas. La puerta era de madera noble y gruesa, de unos 2,5 m de alto y otros 2m de anchura, que impresionaba al espectador poco habituado.
Para llegar hasta allí había que atravesar un camino de unos 200m de distancia arbolado a cada lado. Y que unía la casona con una verja que recorría todo el perímetro de las propiedades, y separaba a los curiosos del interior.

Estaba atardeciendo cuando a la puerta principal de la mansión llegó el sonido de un furgón de reparto, Marcos salió a recoger el pedido, indicó a los repartidores dónde estaba el patio trasero por dónde debían entrar quienes avituallasen a la casa.
Se trataba de un solar rectangular amurallado por la propia casa, que comunicaba las estancias del servicio con el almacén y la casa. A la par que servía de aliviadero para los trabajadores que venían a abastecer, pues quedaba fuera de la vista de los posibles invitados.
Comunicaba con otra puerta en la parte de atrás de la mansión con un camino que daba a los campos, y que estaba mejor preparado para el transporte de los productos y mercancías del resto de los terrenos que rodeaban la casa.
Dio la vuelta y salió en el lugar indicado, pero al abrir la puerta de la furgoneta, se encontró con que aquel hombre estaba sedado.

Hizo que los repartidores llevasen en una camilla hasta un cuarto que daba al patio a aquel hombre y lo colocaron sobre una cama que ya estaba preparada. Despidió a los recaderos, y fue a dar parte a su señor.
Marcos era un hombre fuerte de constitución y expresión afable, de piel blanca y pecosa por el sol, con ojos verde-agua y pelo castaño claro, tenía dos años más que su señor y se había criado con él casi como si fuera un hermano. Le tenía en mucha estima y al parecer su señor pensaba igual de él. Era el esclavo de confianza, aunque el no se sentía así, sabía que bastaba con que lo pidiese para que el joven amo le hiciese un hombre libre y lo contratase como criado, pero eso requería papeleo y ya estaba acostumbrado así que no se molestaba en ello.

A sus 24 años D ya había acabado sus estudios, pero dada su condición de rico, no había podido ejercer más que en las prácticas, y esas mismas prácticas le habían concienciado sobre su carrera.
En la sociedad en la que vivía, un rico no necesitaba trabajar realmente para vivir, bastaba con la posición y con saber utilizar sus posesiones para que rindieran adecuadamente. Aún así, tener una carrera era algo que daba excusas para poder tomar ciertos puestos que ya les estaban reservados. Había tomado la carrera de medicina, al principio, por dirección de su padre, había descubierto que con ella podía jugar con la vida de las personas, aquella perspectiva le daba poder y le gustaba. Aunque cuando llegaron las prácticas de verdad en un hospital, su visión cambió notablemente, aquella gente le agradecía sus cuidados, veía que en sus manos estaba el ayudar a mucha gente, y aquello le hizo replanteárselo todo.

Aquél día cuando buscaba un nuevo esclavo, no buscaba más que mirar un poco, pero había encontrado a alguien que parecía que podría ayudar. Y quién sabe, puede que pudiese ejercer aquello que había descubierto como vocación.
 


Cuando Marcos le avisó, bajó al patio trasero. El sol ya anaranjeaba las paredes, Marcos a su lado, llevaba lo necesario para examinar a su nueva adquisición. 

Marcos- Lo han traído dormido, y parece enfermo…-Recoger a los nuevos esclavos no le era extraño. Ya se había acostumbrado a recibirles a su nuevo hogar, aunque nunca había tratado con un caso en el que le llegase de ese modo.
Demian- No me esperaba que lo drogasen, puede que no esté tan enfermo si pueden permitirse el lujo de traerlo así.-

Sobre la cama del cuarto de piedra, estaba Julio, parecía descansar plácidamente. Demian entró a la habitación de paredes de piedra gris, esta, estaba situada un poco por debajo del nivel del suelo, la ventana daba al patio y tenía un cuarto de baño asociado. Se trataba de un cuarto pequeño, aunque contaba con una mesa y tres sillas, junto con un ropero estrecho. La cama estaba de lado frente a la puerta y contaba con una mesita auxiliar, entre la cama y la pared opuesta a la puerta de la entrada, quedaba un pasillo lo bastante amplio como para poder sentarse cómodamente en una silla. A una distancia de la cabecera de unas 1,45 m, había un arco de puerta, que daba a un aseo interior. El excusado a la derecha, contra la pared, el lavabo justo enfrente y una ducha al fondo en el mismo lado que este último, aprovechaban perfectamente el espacio al tiempo que desde la habitación contigua otorgaba cierta privacidad. Se acercaron a la cama y Demian se dio cuenta que Julio estaba sudando, le tocó la frente.

Demian- Está ardiendo. Dijo con tono frustrado. Antes de darle nada decidió extraerle una muestra de sangre, y se colocó a la izquierda del durmiente, Marcos se colocó al otro lado para poder darle el material necesario, y no estorbarle. Pero al ir a clavar la aguja Julio abrió los ojos, reaccionó e intentó huir de aquello asustado, Marcos fue más rápido y logró aprisionarlo contra la cama. El chico, retorciéndose intentaba librarse de aquel oso, tenía la mirada vacía y se percibía el miedo en él, Demian no se amilanó tomó el brazo del que pensaba extraer la sangre y Marcos para ayudarle se subió a la cama y usó sus piernas para aprisionar a Julio, al mismo tiempo que liberaba una mano para sujetarle el brazo izquierdo y que Demian pudiese acabar.
Demian terminó con lo que estaba haciendo y mientras Marcos sujetaba a Julio tomó unas correas y las fue ciñendo a muñecas y tobillos del joven. Pasó una cadena desde la cabecera de la cama y ató primero una muñeca, luego la otra. Finalmente tensó la cadena con un mecanismo a la cabecera de la cama.
E hizo lo mismo con las de los tobillos. No tensó demasiado pero si lo suficiente para que no pudiese moverse y lastimarles. Marcos se retiró en cuanto Demian acabó de inmovilizarle.
Julio jadeaba y el corazón lo tenía desbocado, se sentía fatigado y humillado… pero… era un esclavo pensó…"no puedo hacer nada"… su mente volvió abandonarlo dejándolo de nuevo apático…era como un autómata.

Demian y Marcos nunca habían tenido que lidiar con una reacción así, al menos con un adulto, aunque sabían que podían darse ese tipo de situaciones. Ahora observaban al sujeto que jadeaba y resoplaba con gesto de dolor en la cara. Tiraba de las cadenas, y su cuerpo se resistía a abandonar… Finalmente pareció rendirse, y sus captores se acercaron.
Demian- No te muevas, voy a aflojar las cadenas. Más te vale ser obediente…
Esperaba una replica, una palabra, un gesto… algo, pero Julio se limito a mirar para otro lado.
Marcos se colocó a la izquierda de a cama y Demian se puso al otro lado, aflojaron las cadenas de manera que tuviese la suficiente movilidad para girarse o moverse en la cama. Demian le bajó los brazos, y sacando un termómetro se lo colocó en la axila más próxima… pasado el tiempo, le quitó el objeto y lo comprobó, tenía bastante fiebre, había que bajarla. Julio parecía relajado ahora, así que lo hizo girarse y darle la espalda… el chico estaba tan cansado, que en cuanto se relajó un poco la tensión acabó dormido.
Marcos- ¡Demian!, se ha dormido.- dijo sin alzar la voz.
Demian- No puede ser, si hace un momento estaba…- el sonido de la respiración y los movimientos suaves de su pecho, hicieron que se callara.

Demian le bajó los pantalones a Julio mientras Marcos le flexionaba un poco las rodillas y lo sujetaba, dormido como estaba, y con el trasero expuesto de esta manera parecía realmente desvalido. Preparó una jeringuilla con un medicamento para la fiebre, extrajo el aire y tras pasarle un algodón con alcohol, la clavó con suavidad en la nalga de Julio. Inyectó el fluido, tras acabar le subió los pantalones.
Ya había guardado la muestra de sangre. Mientras Demian recogía el material, Marcos tapó al nuevo esclavo. Era de la misma edad que su señor, y tenía la misma estatura, pero, parecía haberlo pasado mal, estaba bastante delgado, aquello no le correspondía a su estructura ósea.
Salieron de la estancia y echaron el cerrojo tras de si.

Demian- ¿Te has dado cuenta verdad?-
Marcos- ¿de qué?, ¿de lo delgado que está?...- No solía plantearse las decisiones que tomaba Demian.
Demian- Si… no es normal que un esclavo puesto a la venta tenga ese estado…-
Marcos-… Puede que en su archivo personal y medico ponga algo sobre eso…- permaneció callado durante un rato mientras acompañaba a Demian por el pasillo hasta su dormitorio.
Marcos-No parece que haya nacido esclavo…-
Demian-¿Por qué lo dices?- Preguntó sorprendido, mientras se giraba para mirarle a la cara.
Marcos-Alguien nacido esclavo, no reacciona así… y… su mirada estaba afectada…alguien que nace esclavo no le da importancia a su condición a menos que tenga un mal amo.- Tras decir esto último se ruborizó y apartó la mirada, su dueño siempre le había hecho sentir su igual, y se sentía incómodo por lo que pudiese pensar de esas palabras.
Lejos de enfadarse, Demian se quedó callado, y meditó aquello. Sería mejor que inspeccionase su dossier personal, lo había pasado totalmente por alto.“M siempre estaba ahí cuando lo necesitaba, y en momentos de duda le había apoyado. Era un amigo… más que un amigo, era de la familia” se reconfortaba pensando el joven médico.

Entró en su cuarto dejando a Marcos que volviese con su esposa, no sin antes entregarle el encargo de llevar la muestra para que la analizaran, se sentó en su escritorio y abrió el dossier…
Repasó sus datos físicos, aquello no concordaba, según el expediente se trataba de un chico de complexión media, de estatura y peso muy similares a las suyas. El chico al que había visto pesaba bastante menos que lo que ponía… siguió revisando, “Enfermedades crónicas detectadas: ninguna. Estado mental: Sano. Personalidad: Extrovertido, callado, formal, dotado para labores mentales, buenas relaciones con niños y mayores…” eso no era lo que el había visto, miró la fecha de esta última evaluación, era de hacía apenas un año.
Pasó al el archivo personal, su viejo amigo tenía razón, Julio había sido un hombre libre, había una hoja suelta acompañada con recortes de periódico y protocolos bancarios “hijo del propietario de una explotación agrícola familiar, […] accidente, […] incendio, […] muerte de todos los familiares […] pérdidas de todos los bienes económicos a favor del banco, […] a falta de bienes y recursos para pagar las deudas de la explotación, el beneficiario de esta queda expuesto como un recurso más…”
No necesitaba leer más, ya era tarde, al menos ya sabía cómo había llegado a ser esclavo, 4 años antes era un hombre libre, incluso estaba cursando estudios en la universidad… dejó los documentos y se fue a dormir.

Julio abrió los ojos, era de noche, se sentía realmente mal, se levantó mareado… inspeccionó su alrededor, estaba oscuro, aunque entraba algo de luz por el ventanuco sobre su cabeza a su derecha, intuía una mesa y sillas delante de el a los pies de su cama y la forma de un mueble alto al fondo a la izquierda, le habían quitado las correas… vio el baño, decidió tomar una ducha, se sentía sucio y necesitaba algo que le ayudara a calmarse. Tiró adormecido su ropa al suelo y entró en el plato de ducha… perdió la noción del tiempo mientras el agua caía por su cabeza… salió de la ducha se secó con una toalla que estaba dispuesta para eso y se acostó no se preocupó de la ropa del suelo ni de vestirse, estaba demasiado agotado como para preocuparse por eso…