jueves, 3 de octubre de 2013

Día 3

En su cuarto esa noche Demian meditó, “¿y si trataba de otro modo a Julio?, tal vez se abriría más y podía ser que colaborase un poco con su recuperación”.
Marcos en su cama con su mujer al lado, también pensaba en el chico, “se parece a Demian, pero es como si algo lo hubiese corrompido, es como su versión enferma y herida.” No quería reconocerlo, pero precisamente eso le había hecho sentirse impulsado a ayudarlo, quisiera o no.

A la mañana siguiente, Marcos habló con su esposa Naira, era un año más joven que él, de raza negra con una mirada clara y profunda. Era una mujer sensata e inteligente, siempre sabía qué debía decir o hacer, compensaba la torpeza de su marido en este sentido. Habían tenido la suerte de no haberse vistos forzados al matrimonio por su condición de esclavos, si estaban juntos era porque había sido su voluntad.

Marcos-Naira…-
Naira-Dime, cariño-
Marcos-Ese chico me preocupa-
Naira-… ¿qué es lo que te preocupa realmente?-
Marcos- Se parece a Demian… es como si de pronto tuviese un hermano enfermo o algo así.-
Naira-Eso es porque aprecias mucho a Demian, prácticamente podéis llamaros hermanos, y si ese chico se parece tanto, es fácil que te sientas así.-
Marcos- Me siento obligado a cuidar de él, pero ese chico, Julio, no es Demian.-
Naira-¡Claro que no!, pero eso no quita que lo veas como otro “niño” con el que jugar- dijo esto con un tonito divertido, le gustaba resaltarle a su marido que seguía siendo un niño por muy grandote que fuese.
Marcos sonrió.
Marcos- Tienes razón, puede que esa sea la razón. ¡Gracias tesoro!- mientras besaba sus carnosos labios -me has ayudado mucho-

Después de desayunar Demian y Marcos fueron la celda de Julio, habían hablado, y ambos coincidían en intentar un trato más amable. Cuando abrieron el pasador, vieron que el sussodicho no estaba en la cama, el agua de la ducha acababa de cortarse. Así que esperaron a que saliese.
Un cuerpo delgado emergió de la puerta que daba al baño, con una toalla alrededor de la cintura y otra, con la que se frotaba la cabeza tapándole la cara. Cuándo terminó de secarse el pelo y se dio cuenta de que le estaban esperando se quedó frío, sin saber qué hacer ni qué esperaban de él.
Marcos le tendió ropa limpia, para que se vistiese.
Demian-Tienes mejor aspecto-
Julio-…- vistiéndose
Demian-Por cierto, ¿tu no escaparías a la mínima ocasión verdad?- se quedó esperando la respuesta- claro que no, ¡qué preguntas las mías!. Hoy vendrás con nosotros a otro sitio.-
Julio se colocó unas zapatillas y pareció seguirle como un zombie, tenía razón si quería escapar esta era su ocasión, aún no le habían puesto ningún identificativo, podía pasar por hombre libre y una vez fuera, quién sabe.
En cuanto llegó al pasillo y empezaron a andar vio la posibilidad, si corría a la salida… Sin previo aviso, salió corriendo, Marcos se percató se lanzó tras él. Le alcanzó una mano y aferrándose a ella, le calló encima.
Demian- Si lo llego a saber...- dijo frustrado.
Julio se retorcía y forcejeaba boca abajo con Marcos inmovilizándolo en el suelo, Demian se agachó a su lado y le inyectó algo en el cuello, todo se nublaba y giraba a su alrededor. Sintió como el hombre que le había inmovilizado, le tomaba en brazos y que empezaban a hablar entre ellos, luego perdió la consciencia.

Marcos-No esperaba esto, puede que se recupere pronto. Al menos ha intentado algo.
Demian- Puede ser, pero si lo que intenta es escapar habrá que ponerle frenos. Ayer llegaron los resultados del análisis, quitando que está un tanto desnutrido no he visto nada raro.
Hoy debe llegar su identificación con los datos nuevos, supongo que eso ayudará a quitarle la idea de fugarse.

Lo llevaron al cuarto de Demian y lo tendieron en su cama.
Demian- He pensado en tenerlo aquí conmigo, así lo tendré más controlado.-
Marcos- ¿Estás seguro?, no sabes lo que puede intentar.- se alarmó de verdad por la seguridad de su amigo.
Demian- No creo que pase nada.- soltó confiado.

Marcos salió por el desayuno para Julio. Mientras Demian fue a su escritorio a mirar los documentos del chico.
Mientras tanto, Julio se había despertado y medio borracho por la droga, se había levantado tambaleante hacia el balcón. Se encontraba mareado quería respirar aire fresco y despejarse, se aferró a la barandilla.
Demian acababa de darse cuenta de la gesta de Julio, y se acercó al balcón. Cuando de repente el joven se desvaneció, viendo el peligro de que cayese por el balcón le agarró de la camisa y tiró de él, aunque no lo bastante rápido como para no escuchar un “Clack” seguido de un “Tack”, en cuanto cayó de espaldas sobre si, vio lo que había pasado.
De su frente y la sien derecha manaban unos hilillos de sangre.
Lo llevó a su cama, cuando llegó Marcos, lo pilló limpiado las heridas y comprobando sus pupilas. Sólo estaba inconsciente, pero sólo sabrían el alcance de la posible lesión una vez despertase… y aún así, podía tardar en dar la cara.
Ayudado por Marcos, Demian curó las brechas y las vendó, le quitó los zapatos y lo dejó reposar en la cama.
Demian- No debía haberse despertado, no tan pronto. Debía haber estado así al menos unos 20 minutos más- Se lamentaba irritado de ese error.
Marcos- Eso es algo que no podías saber, ya me dijiste en una ocasión que había personas con mayor tolerancia a los somníferos que otras- el chico agradeció el detalle de su amigo.
Esperaron un buen rato hasta que sintieron un gemido de la cama.
Julio empezó a moverse mientras se agarraba la cabeza con cara de dolor.

Le dolía la cabeza, recordaba el balcón y el mareo luego…estaba en la cama y dos hombres le miraban con preocupación.
Julio- ¿Qué ha pasado?- preguntó.
Marcos- Te has golpeado la cabeza-
Julio- Ya veo- dijo mientras se le saltaban las lágrimas y trataba de contenerlas.
Demian examinó que no hubiese daños, le hizo seguir su dedo, le preguntó su nombre y si les reconocía. Para su alivio todas las respuestas fueron normales. Se extrañó de que Julio se mostrase tan amigable. Marcos también se dio cuenta, aunque tal vez el susto lo había hecho ser más cooperador.
Demian- Deberías comer algo- Le colocó la bandeja sobre el regazo.
El joven no dudó en comer y lo hizo con bastantes ganas. Aquello no iba bien, algo le había hecho cambiar. Cuando acabó hasta la última migaja, preguntó con reparo:
Julio-¿Podría tomar algo para la cabeza?...el dolor me está matando.- A pesar del tono tímido, se apreciaba una personalidad abierta y amigable.
Demian le dio una pastilla y un vaso de agua, que J no dudó en tomarse.
Julio-Gracias- dijo con una sonrisa.

Demian- Es hora de tu medicina- dijo un poco cortado, ese cambio le dejaba sin saber bien como actuar- échate de costado… es para la…-
Julio- Lo sé- dijo dócilmente, y se recostó, bajándose un poco pantalones y calzoncillos dándole la espalda. Marcos se colocó a su lado como hacía siempre en esas situaciones, aunque intuyó que no sería necesario.
Julio escuchaba a su espalda como Demian preparaba el inyectable, se le ponía la carne de gallina, mientras ocultaba la cara entre sus brazos y se encogía. Pero no hizo nada que pudiese estorbarle mientras esto pasaba. Marcos no podía más que sentir compasión por aquello, era obvio que al chico le atemorizaban las agujas.
Cuándo Demian acabó, Julio se sintió aliviado.
Le dejaron sentarse en la cama y justo cuando acababa de hacerlo llamaron a la puerta, Marcos fue a ver quién era. Se trataba del identificador de Julio, había llegado esa mañana.
Se taraba de un anillo toroidal liso de color plateado. Demian lo tomó y con un punzón presionó en un punto determinado, el aro se volvió un semicírculo.
Demian-Veamos cómo te queda- dijo mientras se acercaba a Julio, se lo colocó en el cuello y con el punzón fue presionando hasta que el aro se cerró sobre si mismo.
No le quedaba ni holgado ni apretado.
Demian- ¿Te molesta?-
Julio- No, está bien.-
Demian-Bien.- Tomando una pantallita del tamaño de una sextilla (DIN A6) la acercó al aro, la pantalla se iluminó con los datos contenidos en el collar. Con el mismo punzón toqueteó la pantalla habilitando y deshabilitando opciones, hasta que estuvo conforme.
Demian- ¿Sabes qué es esto?- dijo señalándole el collar que le acababa de poner, Julio asintió.-Eso nos ahorra tiempo, dado que ahora mismo estás delicado de salud, he habilitado los controles de chequeo, los datos serán muy importantes para ver si mejoras o si algo te afecta demasiado.- Julio asintió, para indicarle que había entendido.-Creo que podemos ir a dar una vuelta por los campos- Se despidió de Marcos y se llevó a Julio con él.

Salieron de la mansión y tomaron un vehículo de las cocheras, era un biplaza adaptado para el camino irregular. Tomaron el camino principal que comunicaba la mansión con las puertas principales de la finca, a escasa distancia el camino se bifurcaba en otros senderos comunicando el resto de las propiedades.

Julio parecía animado y Demian aprovechó para estudiarle. Vieron a una chica en el camino que les saludó no habían pasado unas decenas de metros de ella cuando 5 individuos se abalanzaron sobre ella. Julio saltó del vehículo antes de que Demian pudiese dar un volantazo y girar.
Julio estaba defendiendo a la chica, repartía golpes como un luchador profesional, a pesar de su aspecto frágil, Demian comprobó que su mirada se había vuelto vacía y temió por la chica.
Demian-¡Charon!- le gritó, pero J bailaba a su alrededor protegiéndola de cualquier daño, los tipos terminaron por huir. Demian dio aviso a la policía para que se encargasen de aquello, mientras bajaba apresurado y corrió por la chica.
Julio recuperó la razón y se centró en recuperar el aliento.
Julio-¿Estás bien?- se dirigió a la muchacha.
Charon- Si- decía mientras aún lloraba del susto
Demian- ¿Estáis bien?- mientras se abrazaba a Charon
Charon- Si, el me protegió.- De la casa venía otro vehículo a recoger a la chica tras lo que había pasado.

Una vez que se quedaron a solas:
Demian- ¿Qué te ha pasado?¿Cómo es que has actuado así?¿Te han entrenado?- Preguntó todo esto de corrido y cargado de ira.
Julio- No podía dejar que agrediesen a alguien y menos de esa forma tan cobarde, no pude evitarlo…
Demian- Me alegra que la hayas salvado- dijo con tono conciliador- Pero eso no quita que me disguste no saber el tipo de individuo he metido en esta casa.
Julio-…- Estaba avergonzado y confundido, no sabía qué contestarle.
La expresividad que se le notaba ahora le relajó.
Demian- Sube ya- y le enseñaba el asiento vacío.

Demian le enseñó los campos de cultivos ecológicos en los que trabajaban el resto de esclavos de la familia, estos vivían en las distintas parcelas agrupados en familias, eran extensiones relativamente grandes, eso unido a que habitaban en núcleos familiares, minimizaba la sensación de pertenecer a otra persona y mantenía las buenas relaciones.

Demian dejó a Julio al cuidado de una de estas familias para que pasase el día con otras personas, el volvería al atardecer.
*  *  *
Al atardecer se presentó para recogerle, aunque antes habló con el cabeza de familia con la que se había quedado, le dijo que Julio era buen trabajador, que sabía trabajar con las plantas y que había sido muy agradable tenerlo allí. Los niños habían hecho buenas migas con él y que ahora estaban enseñándole algo que habían visto en el huerto de atrás de la cabaña. Se oyó un grito de niño seguido de varios más, el viejo y Demian se acercaron rápidamente a ver qué había pasado. Un crío lloraba en el suelo mientras Julio agachado agarraba algo en su mano y el resto de niños miraban asustados. Sin inmutarse, Julio tomó un escardillo del suelo asestando un golpe con él a lo que estaba sujetando con la mano, soltándolo y dejándose caer en el suelo.
Julio- No pasa nada, tranquilos-
Demian- ¿Qué narices estabas haciendo?- le espetaba mientras se acercaba –una serpiente…-
Una serpiente había asustado a los chiquillos, pero antes de que mordiese al que tenía más cerca Julio la había atrapado con la mano, y la había decapitado con la herramienta más próxima. Aunque le había mordido, la mano izquierda se le estaba hinchando.
Viejo Mat-Esperad aquí- dijo el viejo- volvió al poco con un antídoto, que Demian se apresuró a inyectarle a Julio en el brazo herido.
Julio terminó mirando para otro lado mientras los críos lloraban o se reían de su fobia a las agujas, Demian le reñía por su falta de cuidado y el viejo le agradecía su actuación.

Volvieron a la casa principal mientras se despedían de aquella gente.
Por el camino el ánimo de Julio se fue apagando poco a poco.

En la casa:

Demian- Ha sido un día largo. -Decía mientras hacía que Julio pasase con el al cuarto.
Julio-…
Pasó con sumisión, Demian hizo que se sentara con el a la mesa que tenía en su dormitorio, ya la habían dispuesto para la cena.
Julio se sentó con el gesto que le hizo Demian y empezó a cenar a la par que este. Demian observaba cómo comía, parecía un poco más recuperado que cuando llegó, y en ese momento su mente parecía más animada. Los efectos de ese golpe en la cabeza no parecía que se fuesen… Julio al sentirse observado levantó la cabeza y miró a su dueño.
Demian- Sigue comiendo, no sería bueno que tu salud se viniera abajo, o me darías más trabajo.-sonrió ligeramente divertido.
Julio volvió a agachar la cabeza y acabó de comer con desgana (no le gustaba que le observaran y menos de esa manera), acabó de comer y se retiró levemente de la mesa.
Demian-Ya has acabado?- Dijo sorprendido, Julio no había comido demasiado. – Si ya has acabado ve al baño, quiero que te acuestes pronto- le indicó una puerta al fondo de la habitación.
Julio obedeció sin decir palabra. En el baño encontró ropa límpia y un cepillo de dientes para él.  Al volver Demian ya tenía preparada una jeringuilla cargada con el contenido de tres ampollas que reposaban descabezadas en una bandeja, junto con más material de este tipo.
Al otro lado de la cama Marcos esperaba sentado por si se le necesitaba.

Demian- ¿Bien?, ¿a qué esperas?- dijo mirando la única cama del cuarto.
Julio lo miró con aversión, aquello no e gustaba. Además era la cama del amo, antes no se había dado cuenta, ¿qué pretendía?, obedeció y se echó sobre el colchón al tiempo que Marcos se levantaba de la silla pensando que tendría que obligarlo, no fue necesario y volvió a sentarse.

Julio se colocó de lado dándole la espalda a Demian, y se bajó ligeramente los pantalones y los calzoncillos dejando parte de su trasero al descubierto. No podía desobedecer y sin embargo aquello le superaba…

Demian estaba sorprendido, aquella docilidad, y sobretodo la expresión de la cara de Julio, estaba claro que aquel golpe le había afectado a la personalidad…
Se sentó a su lado y preparó la inyección, al colocar la mano izquierda sobre el costado de Julio este se encogió, dobló más las rodillas quedándose en una postura casi fetal, y cerró los ojos con fuerza.
Demian miró a Marcos, que le devolvió la mirada con el mismo desconcierto. Marcos colocó una de sus enormes manos sobre las rodillas del chico para que no se moviese y colocó la otra sobre su hombro.
Demian le administró el complejo vitamínico y le subió los pantalones, Marcos lo soltó en cuanto acabó el primero.
Demian- Julio- llamó. Mientras con suavidad lo hacía girarse dejándolo boca arriba, Julio abrió los ojos aunque su expresión había vuelto a cambiar. Volvía a tener la mirada perdida y torva de la primera vez. Esto hizo que Demian tuviera aún más ganas de estudiarle y de investigar el origen de su nuevo esclavo.

Demian sacó un aparato rectangular “parecido a un amperímetro, de los actuales” (un lector de ondas portátil) y una serie de ventosas pequeñas con un código de color en el extremo.
Untó el interior de estas y fue colocándolas en la frente y sienes de Julio, que ahora se mantenía con la mirada perdida, no parecía tener ninguna emoción, Marcos estaba alerta por si reaccionaba de algún modo peligroso.
Demian siguió centrado en lo que hacía, desabrochó la camisa del pijama de Julio y fue colocando cuidadosamente las ventosas sobre su pecho.
Volvió a su aparato y escaneó primero las ventosas de la cabeza, el patrón de ondas cerebrales parecía normal, el golpe no parecía haberle afectado, debía mirar los resultados con detenimiento, pero lo más seguro es que se tratase de un problema psicológico…

Comprobó lo que las ventosas del pecho pudiesen decirle, parecía normal, aunque se percató que el corazón del joven presentaba una ligera arritmia, de todos modos en la mayor parte de las lecturas no se captaba…
Retiró las ventosas y limpió con un paño los restos pegajosos que habían dejado.

Demian- Bien Julio, veamos cómo están tu tensión y el corazón.- Buscaba alguna respuesta de Julio pero este estaba ausente. Un poco desmotivado por la respuesta, optó por tomarle la tensión, colocó la cinta ancha en torno a su brazo derecho que es el que le caía más cerca… la lectura era normal, quitó el artefacto, y con el fonendoscopio comprobó la lectura que había obtenido antes del corazón… Era un sonido muy leve, pero estaba ahí, tenía un problema cardíaco y no se había revelado hasta ese momento.
Viendo que había tenido fiebre hasta esa mañana, decidió comprobar su temperatura, hizo que el inerte de Julio moviese un poco el brazo derecho e introdujo un termómetro en su axila… la temperatura era normal, al menos no tendría que lidiar con eso.
Aquella apatía propia de un zombie le asustó bastante, sobretodo tras haberle visto “despierto”. No es que fuese un hombre muy animado o que hablase mucho, es que el estado en el que se encontraba ahora era el de un muerto viviente. Lo giró hasta ponerlo de nuevo de costado… ninguna reacción… Marcos también estaba igual de incómodo, de haber sido alguien con un problema de movilidad o una persona asustada, habría sabido cómo tratarle, ¿pero esto?...
Demian sacó un frasco pequeño y otra jeringuilla extrajo una dosis y se la inyecto a Julio en el cuello, que en ese momento intentó zafarse, pero Marcos ya le había inmovilizado, y Demian con la mano izquierda le sujetaba la cabeza. Vació el contenido de la jeringa y Julio dejó de moverse, sus ojos abiertos y asustados en el momento en que reaccionó, se cerraban sin que el miedo hubiese desaparecido de ellos… Su respiración se hizo pausada y regular.

Demian- Marcos, llévalo a su cuarto, mañana quiero repetirle el análisis de sangre, procura descansar tu también-
Marcos- Claro, señor Huenter. Buenas noches.- Se despidió, animado por una parte por haber visto mejoría en el chico, aunque intranquilo por no saber en qué acabaría aquello.

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