En su cuarto esa noche Demian meditó, “¿y
si trataba de otro modo a Julio?, tal vez se abriría más y podía ser
que colaborase un poco con su recuperación”.
Marcos en su cama con su mujer al lado,
también pensaba en el chico, “se parece a Demian, pero es como si algo
lo hubiese corrompido, es como su versión enferma y herida.” No
quería reconocerlo, pero precisamente eso le había hecho sentirse
impulsado a ayudarlo, quisiera o no.
A la mañana siguiente, Marcos habló con su
esposa Naira, era un año más joven que él,
de raza negra con una mirada clara y profunda. Era una mujer sensata
e inteligente, siempre sabía qué debía decir o hacer, compensaba
la torpeza de su marido en este sentido. Habían tenido la
suerte de no haberse vistos forzados al matrimonio por su condición
de esclavos, si estaban juntos era porque había sido su voluntad.
Marcos-Naira…-
Naira-Dime, cariño-
Marcos-Ese chico me preocupa-
Naira-… ¿qué es lo que te preocupa
realmente?-
Marcos- Se parece a Demian… es como si de
pronto tuviese un hermano enfermo o algo así.-
Naira-Eso es porque aprecias mucho a Demian,
prácticamente podéis llamaros hermanos, y si ese chico se parece
tanto, es fácil que te sientas así.-
Marcos- Me siento obligado a cuidar de él,
pero ese chico, Julio, no es Demian.-
Naira-¡Claro que no!, pero eso no quita
que lo veas como otro “niño” con el que jugar- dijo esto con un
tonito divertido, le gustaba resaltarle a su marido que seguía
siendo un niño por muy grandote que fuese.
Marcos sonrió.
Marcos- Tienes razón, puede que esa sea la
razón. ¡Gracias tesoro!- mientras besaba sus carnosos labios -me has ayudado mucho-
Después de desayunar Demian y Marcos fueron la celda de
Julio, habían hablado, y ambos coincidían en intentar un trato más
amable. Cuando abrieron el pasador, vieron que el sussodicho no estaba en la
cama, el agua de la ducha acababa de cortarse. Así que esperaron a
que saliese.
Un cuerpo delgado emergió de la puerta que daba al baño, con una toalla
alrededor de la cintura y otra, con la que se frotaba la cabeza tapándole la cara. Cuándo terminó de secarse el
pelo y se dio cuenta de que le estaban esperando se quedó frío, sin
saber qué hacer ni qué esperaban de él.
Marcos le tendió ropa limpia, para que se
vistiese.
Demian-Tienes mejor aspecto-
Julio-…- vistiéndose
Demian-Por cierto, ¿tu no escaparías a la
mínima ocasión verdad?- se quedó esperando la respuesta- claro que
no, ¡qué preguntas las mías!. Hoy vendrás con nosotros a otro
sitio.-
Julio se colocó unas zapatillas y pareció
seguirle como un zombie, tenía razón si quería escapar esta era su
ocasión, aún no le habían puesto ningún identificativo, podía
pasar por hombre libre y una vez fuera, quién sabe.
En cuanto llegó al pasillo y empezaron
a andar vio la posibilidad, si corría a la salida… Sin previo
aviso, salió corriendo, Marcos se percató se lanzó tras él. Le
alcanzó una mano y aferrándose a ella, le calló encima.
Demian- Si lo llego a saber...- dijo
frustrado.
Julio se retorcía y forcejeaba boca abajo
con Marcos inmovilizándolo en el suelo, Demian se agachó a su lado y le
inyectó algo en el cuello, todo se nublaba y giraba a su alrededor.
Sintió como el hombre que le había inmovilizado, le tomaba en brazos y que empezaban a hablar entre
ellos, luego perdió la consciencia.
Marcos-No esperaba esto, puede que se
recupere pronto. Al menos ha intentado algo.
Demian- Puede ser, pero si lo que intenta es
escapar habrá que ponerle frenos. Ayer llegaron los resultados del
análisis, quitando que está un tanto desnutrido no he visto nada
raro.
Hoy debe llegar su identificación con
los datos nuevos, supongo que eso ayudará a quitarle la idea de
fugarse.
Lo llevaron al cuarto de Demian y lo
tendieron en su cama.
Demian- He pensado en tenerlo aquí conmigo,
así lo tendré más controlado.-
Marcos- ¿Estás seguro?, no sabes lo que
puede intentar.- se alarmó de verdad por la seguridad de su amigo.
Demian- No creo que pase nada.- soltó confiado.
Marcos salió por el desayuno para Julio.
Mientras Demian fue a su escritorio a mirar los documentos del chico.
Mientras tanto, Julio se había despertado
y medio borracho por la droga, se había levantado tambaleante hacia
el balcón. Se encontraba mareado quería respirar aire fresco y
despejarse, se aferró a la barandilla.
Demian acababa de darse cuenta de la gesta
de Julio, y se acercó al balcón. Cuando de repente el joven se desvaneció,
viendo el peligro de que cayese por el balcón le agarró de la
camisa y tiró de él, aunque no lo bastante rápido como para no
escuchar un “Clack” seguido de un “Tack”, en cuanto cayó de
espaldas sobre si, vio lo que había pasado.
De su frente y la sien derecha manaban
unos hilillos de sangre.
Lo llevó a su cama, cuando llegó Marcos,
lo pilló limpiado las heridas y comprobando sus pupilas. Sólo
estaba inconsciente, pero sólo sabrían el alcance de la posible
lesión una vez despertase… y aún así, podía tardar en dar la
cara.
Ayudado por Marcos, Demian curó las brechas y
las vendó, le quitó los zapatos y lo dejó reposar en la cama.
Demian- No debía haberse despertado, no tan
pronto. Debía haber estado así al menos unos 20 minutos más- Se
lamentaba irritado de ese error.
Marcos- Eso es algo que no podías saber, ya
me dijiste en una ocasión que había personas con mayor tolerancia a
los somníferos que otras- el chico agradeció el detalle de su amigo.
Esperaron un buen rato hasta que
sintieron un gemido de la cama.
Julio empezó a moverse mientras se
agarraba la cabeza con cara de dolor.
Le dolía la cabeza, recordaba el
balcón y el mareo luego…estaba en la cama y dos hombres le miraban
con preocupación.
Julio- ¿Qué ha pasado?- preguntó.
Marcos- Te has golpeado la cabeza-
Julio- Ya veo- dijo mientras se le saltaban
las lágrimas y trataba de contenerlas.
Demian examinó que no hubiese daños, le
hizo seguir su dedo, le preguntó su nombre y si les reconocía. Para
su alivio todas las respuestas fueron normales. Se extrañó de que Julio
se mostrase tan amigable. Marcos también se dio cuenta, aunque tal vez el
susto lo había hecho ser más cooperador.
Demian- Deberías comer algo- Le colocó la
bandeja sobre el regazo.
El joven no dudó en comer y lo hizo con
bastantes ganas. Aquello no iba bien, algo le había hecho cambiar.
Cuando acabó hasta la última migaja, preguntó con reparo:
Julio-¿Podría tomar algo para la
cabeza?...el dolor me está matando.- A pesar del tono tímido, se
apreciaba una personalidad abierta y amigable.
Demian le dio una pastilla y un vaso de
agua, que J no dudó en tomarse.
Julio-Gracias- dijo con una sonrisa.
Demian- Es hora de tu medicina- dijo un poco
cortado, ese cambio le dejaba sin saber bien como actuar- échate de
costado… es para la…-
Julio- Lo sé- dijo dócilmente, y se
recostó, bajándose un poco pantalones y calzoncillos dándole la
espalda. Marcos se colocó a su lado como hacía siempre en
esas situaciones, aunque intuyó que no sería necesario.
Julio escuchaba a su espalda como Demian
preparaba el inyectable, se le ponía la carne de gallina, mientras
ocultaba la cara entre sus brazos y se encogía. Pero no hizo nada
que pudiese estorbarle mientras esto pasaba. Marcos no podía más que
sentir compasión por aquello, era obvio que al chico le atemorizaban
las agujas.
Cuándo Demian acabó, Julio se sintió aliviado.
Le dejaron sentarse en la cama y justo
cuando acababa de hacerlo llamaron a la puerta, Marcos fue a ver quién
era. Se trataba del identificador de Julio, había llegado esa mañana.
Se taraba de un anillo toroidal liso de
color plateado. Demian lo tomó y con un punzón presionó en un punto
determinado, el aro se volvió un semicírculo.
Demian-Veamos cómo te queda- dijo mientras
se acercaba a Julio, se lo colocó en el cuello y con el punzón fue
presionando hasta que el aro se cerró sobre si mismo.
No le quedaba ni holgado ni apretado.
Demian- ¿Te molesta?-
Julio- No, está bien.-
Demian-Bien.- Tomando una pantallita del
tamaño de una sextilla (DIN A6) la
acercó al aro, la pantalla se iluminó con los datos contenidos en
el collar. Con el mismo punzón toqueteó la pantalla habilitando y
deshabilitando opciones, hasta que estuvo conforme.
Demian- ¿Sabes qué es esto?- dijo
señalándole el collar que le acababa de poner, Julio asintió.-Eso nos
ahorra tiempo, dado que ahora mismo estás delicado de salud, he
habilitado los controles de chequeo, los datos serán muy importantes
para ver si mejoras o si algo te afecta demasiado.- Julio asintió, para
indicarle que había entendido.-Creo que podemos ir a dar una vuelta
por los campos- Se despidió de Marcos y se llevó a Julio con él.
Salieron de la mansión y tomaron un
vehículo de las cocheras, era un biplaza adaptado para el camino
irregular. Tomaron el camino principal que
comunicaba la mansión con las puertas principales de la finca, a
escasa distancia el camino se bifurcaba en otros senderos
comunicando el resto de las propiedades.
Julio parecía animado y Demian aprovechó para
estudiarle. Vieron a una chica en el camino que les saludó no habían
pasado unas decenas de metros de ella cuando 5 individuos se
abalanzaron sobre ella. Julio saltó del vehículo antes de que Demian pudiese
dar un volantazo y girar.
Julio estaba defendiendo a la chica,
repartía golpes como un luchador profesional, a pesar de su aspecto
frágil, Demian comprobó que su mirada se había vuelto vacía y temió
por la chica.
Demian-¡Charon!- le gritó, pero J bailaba
a su alrededor protegiéndola de cualquier daño, los tipos
terminaron por huir. Demian dio aviso a la policía para que se encargasen
de aquello, mientras bajaba apresurado y corrió por la chica.
Julio recuperó la razón y se centró en
recuperar el aliento.
Julio-¿Estás bien?- se dirigió a la
muchacha.
Charon- Si- decía mientras aún lloraba del
susto
Demian- ¿Estáis bien?- mientras se
abrazaba a Charon
Charon- Si, el me protegió.- De la casa
venía otro vehículo a recoger a la chica tras lo que había pasado.
Una vez que se quedaron a solas:
Demian- ¿Qué te ha pasado?¿Cómo es que
has actuado así?¿Te han entrenado?- Preguntó todo esto de corrido
y cargado de ira.
Julio- No podía dejar que agrediesen a
alguien y menos de esa forma tan cobarde, no pude evitarlo…
Demian- Me alegra que la hayas salvado- dijo
con tono conciliador- Pero eso no quita que me disguste no saber el
tipo de individuo he metido en esta casa.
Julio-…- Estaba avergonzado y confundido,
no sabía qué contestarle.
La expresividad que se le notaba ahora
le relajó.
Demian- Sube ya- y le enseñaba el asiento
vacío.
Demian le enseñó los campos de cultivos
ecológicos en los que trabajaban el resto de esclavos de la familia,
estos vivían en las distintas parcelas agrupados en familias, eran
extensiones relativamente grandes, eso unido a que habitaban en
núcleos familiares, minimizaba la sensación de pertenecer a otra
persona y mantenía las buenas relaciones.
Demian dejó a Julio al cuidado de una de estas
familias para que pasase el día con otras personas, el volvería al
atardecer.
* * *
Al atardecer se presentó para
recogerle, aunque antes habló con el cabeza de familia con la que se
había quedado, le dijo que Julio era buen trabajador, que sabía
trabajar con las plantas y que había sido muy agradable tenerlo
allí. Los niños habían hecho buenas migas con él y que ahora
estaban enseñándole algo que habían visto en el huerto de atrás
de la cabaña. Se oyó un grito de niño seguido de varios más, el
viejo y Demian se acercaron rápidamente a ver qué había pasado. Un crío
lloraba en el suelo mientras Julio agachado agarraba algo en su mano y el
resto de niños miraban asustados. Sin inmutarse, Julio tomó un escardillo del suelo
asestando un golpe con él a lo que estaba sujetando con la mano,
soltándolo y dejándose caer en el suelo.
Julio- No pasa nada, tranquilos-
Demian- ¿Qué narices estabas haciendo?- le
espetaba mientras se acercaba –una serpiente…-
Una serpiente había asustado a los
chiquillos, pero antes de que mordiese al que tenía más cerca Julio la
había atrapado con la mano, y la había decapitado con la
herramienta más próxima. Aunque le había mordido, la mano
izquierda se le estaba hinchando.
Viejo Mat-Esperad aquí- dijo el viejo- volvió
al poco con un antídoto, que Demian se apresuró a inyectarle a Julio en el
brazo herido.
Julio terminó mirando para otro lado
mientras los críos lloraban o se reían de su fobia a las agujas, Demian
le reñía por su falta de cuidado y el viejo le agradecía su
actuación.
Volvieron a la casa principal mientras
se despedían de aquella gente.
Por el camino el ánimo de Julio se fue
apagando poco a poco.
En la casa:
Demian- Ha sido un día largo. -Decía
mientras hacía que Julio pasase con el al cuarto.
Julio-…
Pasó con sumisión, Demian hizo que se
sentara con el a la mesa que tenía en su dormitorio, ya la habían
dispuesto para la cena.
Julio se sentó con el gesto que le hizo Demian
y empezó a cenar a la par que este. Demian observaba cómo comía,
parecía un poco más recuperado que cuando llegó, y en ese momento
su mente parecía más animada. Los efectos de ese golpe en la cabeza
no parecía que se fuesen… Julio al sentirse observado levantó la
cabeza y miró a su dueño.
Demian- Sigue comiendo, no sería bueno que
tu salud se viniera abajo, o me darías más trabajo.-sonrió ligeramente divertido.
Julio volvió a agachar la cabeza y acabó
de comer con desgana (no le gustaba que le observaran y menos de esa
manera), acabó de comer y se retiró levemente de la mesa.
Demian-Ya has acabado?- Dijo sorprendido, Julio
no había comido demasiado. – Si ya has acabado ve al baño, quiero
que te acuestes pronto- le indicó una puerta
al fondo de la habitación.
Julio obedeció sin decir palabra. En el baño encontró ropa límpia y un cepillo de dientes para él. Al
volver Demian ya tenía preparada una jeringuilla cargada con el contenido
de tres ampollas que reposaban descabezadas en una bandeja, junto con
más material de este tipo.
Al otro lado de la cama Marcos esperaba
sentado por si se le necesitaba.
Demian- ¿Bien?, ¿a qué esperas?- dijo
mirando la única cama del cuarto.
Julio lo miró con aversión, aquello no e
gustaba. Además era la cama del amo, antes no se había dado cuenta, ¿qué pretendía?, obedeció y se
echó sobre el colchón al tiempo que Marcos se levantaba de la silla
pensando que tendría que obligarlo, no fue necesario y volvió a
sentarse.
Julio se colocó de lado dándole la
espalda a Demian, y se bajó ligeramente los pantalones y los calzoncillos
dejando parte de su trasero al descubierto. No podía desobedecer y
sin embargo aquello le superaba…
Demian estaba sorprendido, aquella
docilidad, y sobretodo la expresión de la cara de Julio, estaba claro
que aquel golpe le había afectado a la personalidad…
Se sentó a su lado y preparó la
inyección, al colocar la mano izquierda sobre el costado de Julio este
se encogió, dobló más las rodillas quedándose en una postura casi
fetal, y cerró los ojos con fuerza.
Demian miró a Marcos, que le devolvió la mirada
con el mismo desconcierto. Marcos colocó una de sus enormes manos sobre
las rodillas del chico para que no se moviese y colocó la otra sobre su
hombro.
Demian le administró el complejo vitamínico
y le subió los pantalones, Marcos lo soltó en cuanto acabó el primero.
Demian- Julio- llamó. Mientras con suavidad
lo hacía girarse dejándolo boca arriba, Julio abrió los ojos aunque su
expresión había vuelto a cambiar. Volvía a tener la mirada perdida
y torva de la primera vez. Esto hizo que Demian tuviera aún más ganas de
estudiarle y de investigar el origen de su nuevo esclavo.
Demian sacó un aparato rectangular
“parecido a un amperímetro, de los actuales” (un lector de ondas
portátil) y una serie de ventosas pequeñas con un código de color
en el extremo.
Untó el interior de estas y fue
colocándolas en la frente y sienes de Julio, que ahora se mantenía con
la mirada perdida, no parecía tener ninguna emoción, Marcos estaba
alerta por si reaccionaba de algún modo peligroso.
Demian siguió centrado en lo que hacía,
desabrochó la camisa del pijama de Julio y fue colocando cuidadosamente
las ventosas sobre su pecho.
Volvió a su aparato y escaneó primero
las ventosas de la cabeza, el patrón de ondas cerebrales
parecía normal, el golpe no parecía haberle afectado, debía mirar
los resultados con detenimiento, pero lo más seguro es que se
tratase de un problema psicológico…
Comprobó lo que las ventosas del pecho
pudiesen decirle, parecía normal, aunque se percató que el corazón
del joven presentaba una ligera arritmia, de todos modos en la mayor parte
de las lecturas no se captaba…
Retiró las ventosas y limpió con un
paño los restos pegajosos que habían dejado.
Demian- Bien Julio, veamos cómo están tu
tensión y el corazón.- Buscaba alguna respuesta de Julio pero este
estaba ausente. Un poco desmotivado por la respuesta, optó por
tomarle la tensión, colocó la cinta ancha en torno a su brazo
derecho que es el que le caía más cerca… la lectura era normal,
quitó el artefacto, y con el fonendoscopio comprobó la lectura que
había obtenido antes del corazón… Era un sonido muy leve, pero
estaba ahí, tenía un problema cardíaco y no se había revelado
hasta ese momento.
Viendo que había tenido fiebre hasta
esa mañana, decidió comprobar su temperatura, hizo que el inerte de
Julio moviese un poco el brazo derecho e introdujo un termómetro en su
axila… la temperatura era normal, al menos no tendría que lidiar
con eso.
Aquella apatía propia de un zombie le
asustó bastante, sobretodo tras haberle visto “despierto”. No es
que fuese un hombre muy animado o que hablase mucho, es que el estado
en el que se encontraba ahora era el de un muerto viviente. Lo giró
hasta ponerlo de nuevo de costado… ninguna reacción… Marcos también
estaba igual de incómodo, de haber sido alguien con un problema de
movilidad o una persona asustada, habría sabido cómo tratarle,
¿pero esto?...
Demian sacó un frasco pequeño y otra
jeringuilla extrajo una dosis y se la inyecto a Julio en el cuello, que en
ese momento intentó zafarse, pero Marcos ya le había inmovilizado, y Demian
con la mano izquierda le sujetaba la cabeza. Vació el contenido de
la jeringa y Julio dejó de moverse, sus ojos abiertos y asustados en el
momento en que reaccionó, se cerraban sin que el miedo hubiese
desaparecido de ellos… Su respiración se hizo pausada y regular.
Demian- Marcos, llévalo a su cuarto, mañana
quiero repetirle el análisis de sangre, procura descansar tu
también-
Marcos- Claro, señor Huenter. Buenas noches.- Se
despidió, animado por una parte por haber visto mejoría en el chico, aunque intranquilo por no saber en qué acabaría aquello.
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