jueves, 10 de octubre de 2013

Día 4

“Julio no parecía peligroso, es más, superando esa barrera de insensibilidad, había una persona realmente dulce… la pregunta era cómo acabar con aquello que sólo se había venido abajo producto de un golpe en la cabeza, tampoco es que pudiese golpearlo a diario con la esperanza de hacerle salir de ese trance.” Meditaba Marcos mientras le llevaba a su cama y le tapaba.

Demian, por su parte, decidió aprovechar su día libre finalizando la lectura del expediente del chico.
Marcos se encargó de llevarle el desayuno a Julio.
Charon había insistido en acompañarle, un poco con la duda, terminó dejando que fuese. Para su sorpresa, Julio se portó amigablemente incluso le rió las bromas a Charon sobre su mano y su cabeza vendadas, engullo los alimentos y se despidió de ambos antes de que cerrarán su celda.
La adolescente se disgustó bastante con que alguien tan amable estuviese encerrado, Marcos le explicó que era porque era un mal paciente, y se había negado a comer y a tomarse su medicina…
Marcos- Tu hermano ha tenido problemas para que Julio coma, creo que está… deprimido, o algo así… además parece estar aquejado de algo más…
Charon- Pero eso no es razón para tenerlo así.
Marcos- Por eso tu hermano quiere tenerlo controlado para estudiar lo que le pasa. Además a los nuevos es normal tenerlos aparte durante un tiempo.

Charon aceptó la respuesta aunque seguía compungida por su salvador.


Demian levantó la cabeza, y miró la hora… las 12, y aún no se había pasado a ver Julio. Tomó lo necesario y fue a su celda, por el camino no se encontró con nadie, y no había avisado a Marcos, no sabía si necesitaría su ayuda, esperó que no fuese necesario. Llegó a la puerta, entró y cerró tras el. El otro chico estaba trasteando el armario, había hecho la cama y parecía aburrido. Se sorprendió al verlo entrar.

Demian- Perdona, pero esta mañana no he podido venir, y no debería dejar que te saltases las dosis.
Julio cerró las puertas del ropero y se sentó en la cama. Parecía abatido, Demian se sintió aliviado, "a pesar de su estado de ánimo parece que colaborará" pensó, ocupó su lugar junto a la cama y empezó a prepararlo todo. Julio se tumbó resignado, esperando el aguijonazo, pero en ese momento se dio cuenta, la puerta estaba abierta, el cerrojo estaba por fuera, y su custodio estaba sólo. Sin pararse a pensarlo mucho, saltó de la cama, pilló por sorpresa a Demian que quedó encerrado en un abrir y cerrar de ojos.
Era libre, si lograba quitarse el collar antes de que lo pillasen, sería libre. Salió corriendo por el pasillo, alcanzó la salida al patio trasero y corrió campo a través dentro de las propiedades de la mansión. Tenía claro lo que buscaba, un lugar dónde ocultarse mientras se quitaba aquello, y lo más probable es que no le buscasen dentro de los mismos terrenos, encontró una zona boscosa, una zona de frutales varios y se ocultó allí, vio unos ciruelos cuyas ramas llegaban al suelo escondiéndolo de miradas indiscretas.
La carrera lo había dejado exhausto, había hecho bien al tomar el desayuno aquella mañana, se centró en darle vueltas al aro que tenía en su cuello, buscaba un punto, alguna marca, algo que abriese mágicamente el artefacto.

Cuando Marcos fue a llevarle el almuerzo al nuevo, descubrió a un irritado Demian que lo miraba ferozmente desde el interior de a celda.
Demian- Ese idiota…-
Marcos- No puede haber ido muy lejos, no estaba lo bastante recuperado como para esperar escapar de verdad- la mirada de malas pulgas de su acompañante le respondió.
Demian- No volveré a fiarme de él- sabía que otros amos trataban con desprecio y crueldad a sus esclavos, así que habiendo tratado de ayudarle acabase así recompensado le dolió.
Demian sacó la pantallita que había usado para verificar el collar de Julio, introdujo parte de un código y la pantalla se iluminó con un mapa de la finca familiar, un puntito palpitante marcaba su escondrijo.
Demian- Parece que se ha escondido aquí mismo, esperemos que no haya sido tan idiota de intentar quitarse el collar, es más probable que se haga daño que de que se lo pueda sacar- Diciendo esto fueron en su busca.

*  *  *
Ya lo había intentado todo, aquel aro no salía de ninguna forma posible, resoplaba y tenía el cuello y las manos irritados. Levantó la vista frustrado. Justo a tiempo, un vehículo se aproximaba a su refugio, no se dejaría coger, había logrado demasiado como para dejarse atrapar ahora. Esperó agazapado para no dar facilidades a que lo encontrasen, el biplaza pasó de largo por muy poco, era su ocasión, corrió ocultándose de la vista entre los árboles.
Algo iba mal, el vehículo dio media vuelta y se le acercaba, no importaba cuánto corriese, ni cuanto se ocultara, tenían un medio de seguirlo.
La rabia se apoderó de él, olvidándose de todo razonamiento lógico se limitó a correr con todas sus fuerzas, no tenía dónde guarecerse, se había visto obligado a salir a campo descubierto. Su cuerpo falló, sintió un golpe, le faltaba el aire, y el pecho le dolía. Antes de que se diera cuenta Demian le sujetaba la cabeza hacia atrás y Marcos le estaba presionando el pecho a intervalos, se dejo ir…
Demian y Marcos de afanaban en revivirlo, la carrera y la excitación le habían ocasionado un fallo cardiaco, desesperado, su nuevo propietario le daba aire y constataba una y otra vez si sus constantes volvían a la normalidad. Por fin un jadeo y una tos les marcó el reinicio de sus funciones.
Demian- Idiota…
Marcos se limitó a recogerlo del suelo, subieron al biplaza y volvieron a la mansión. Una vez allí entraron en el cuarto que le habían asignado al chico, estaba lleno de restos de maleza y tierra, así que Marcos lo llevó a la ducha y lo lavó, estaba inconsciente, por lo que no le ocasión muchos problemas. Aunque, lidiar con un cuerpo muerto no es fácil, al menos no luchaba. Le vistieron entre los dos y lo colocaron en su cama. Demian se preparó para examinarle a fondo, le desabrochó el pijama y colocó las ventosas sobre su pecho, la cajita que tenía entre las manos le dio la lectura del electrocardiograma, estaba estable, aún así aquello era peligroso. Cuando despertase se encontraría muy cansado, no podría echarle la bronca como esperaba. Registró el suceso y se sentó a esperar.
Si tenía esa dolencia, debía de ser lo bastante leve como para haberle permitido tamaña lucha, pero tras ese susto debería de vigilar más de cerca su evolución.

Julio despertó al anochecer, sus guardianes habían cenado en su estancia, no lo habían dejado solo ni un momento. Trató de hacer memoria, no recordaba lo sucedido tras su encuentro con el vehículo cuando había sido descubierto, su fuga le había salido por la culata. Sintió un gran resentimiento… intentó incorporarse pero no pudo, eso le asustó.

Demian-Estate quieto- le soltó de mal humor, mientras se le acercaba.- todo esto por eludir un pinchacito de nada- sabía que no era por eso, pero aquello le dolería más que cualquier otra cosa que le dijera.
El aludido miró a otro lado, al hacerlo sintió un escozor en el cuello, al ir a tocarse se dio cuenta, tenía los dedos vendados, y el cuello también.
Demian- Te hemos cambiado los vendajes y nos has obligado a añadirte más- dijo con tono distraído.
Marcos- Déjalo ya, lo ha pasado mal- Demian se volvió para contestarle.
Demian- ¿Y nosotros no?- le soltó de mala gana- creí que se me moría en los brazos.- se giro de nuevo para ver la reacción de Julio, estaba asustado y se apretaba el pecho. Sobresaltado le aferró una mano e intentó tranquilizarlo.
Demian- Venga, que eso ya ha pasado, cálmate y descansa.- Indicó a su ayuadante que se acercara y lo incorporaron un poco, Demian se encargó de darle de cenar, Julio estaba tan agotado que se limitó a tragar lo que le daban. Finalmente le metió unas pastillas en la boca con una cuchara y con un poco de agua le hizo ingerirlas. Le recostaron y se quedó dormido, no sintió los pinchazos que Demian le administró, ni cómo le tapaban…
Le dejaron sólo, no sin que antes su amo programase su collar por si sufría alguna irregularidad cardíaca.

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