Puertas que se abren, leve roce de
goznes engrasados… pasos… roce de zapatillas de suela blanda…
repiqueteo de zapatos de cuero… que acallan el resto de sonidos y
pisadas…
Suelo de piedra lisa… sin
pretensiones… se ven que lo han pulido en bastantes ocasiones, a
pesar de ello carece de brillo…
Olor a desinfectante, y a pintura…
las pareces claras de cemento, están cubiertas por innumerables
capas, a fuerza de mantener al máximo la higiene y el mantenimiento
del lugar, las paredes son pintadas con regularidad… lo que hace al
lugar lo más aséptico posible.
A los lados del pasillo se disponían
una serie de celdas, donde hombres y mujeres estaban agrupados por
sexo, capacidades o características físicas.
Vendedor-Cómo puede ver tenemos
variedad para contentar cualquier necesidad que desee cubrir.
Mientras decía esto mostraba el grupo de mujeres más cercano,
chicas entre los 25 y 30 años, de físico firme y trabajador. En la
celda había un cartel que indicaba que eran buenas trabajadoras para
el hogar o para labores del campo.
Con la otra mano mostraba otra celda
con hombres de características similares, más adelante pudo ver
hombres y mujeres más delgados y de aspecto frágil el cartel
indicaba que eran buenos como profesores, contables, secretarios o
sirvientes del hogar. Cada celda tenía las categorías principales
de sus ocupantes.
Recorrieron todo el edificio, Demian no
perdió ojo de toda la mercancía, mientras que el vendedor no dejaba
de parlotear acerca de las virtudes de esta.
Cuando llegaban al final de su
recorrido, el vendedor se empezaba a poner nervioso, el visitante no había
hablado demasiado y se estaban acercando al ala de menor interés
para los compradores.
Algo llamó la atención de Demian en una de
las celdas del fondo, el resto estaban vacías, y habían pasado ya
las que contenían a los ancianos, pero allí había alguien.
En el interior de aquella cámara había
un hombre de su edad, pero parecía enfermo, tenía la mirada perdida
y estaba medio sentado y echado sobre la pared…
Vendedor- Oh eso no le interesa señor Huenter, es
mercancía defectuosa, está esperando a ser retirada.
Demian- Qué le pasa? -
Vendedor- Bueno, parece que algo lo volvió
inútil, su anterior dueño nos lo vendió hace un mes, pensamos que
sólo estaría un poco desnutrido, pero ha demostrado que no es apto
para la venta.- Mientras decía esto movía los hombros y negaba con
la cabeza.
Demian- En ese caso se lo quitaré de
encima.-
Vendedor- Pero señor, este esclavo no le
servirá de nada, no podemos ofrecérselo y menos a alguien tan
distinguido.-
Demian- Este hombre es justo lo que andaba
buscando.-
Viendo que no tendría sentido discutir
más fueron a la sala de venta a cerrar el trato. Allí el vendedor
le entregó toda la documentación del esclavo junto con la
información sanitaria de este.
A la tarde se lo llevarían a su casa.
Una mansión de
tipo colonial, de fachada blanca con detalles en tono siena, grandes
ventanales de madera, y un balcón-terraza que ocupaba media fachada.
Justo encima del portalón principal adornado con columnas. La puerta
era de madera noble y gruesa, de unos 2,5 m de alto y otros 2m de
anchura, que impresionaba al espectador poco habituado.
Para llegar hasta
allí había que atravesar un camino de unos 200m de distancia
arbolado a cada lado. Y que unía la casona con una verja que
recorría todo el perímetro de las propiedades, y separaba a los
curiosos del interior.
Estaba atardeciendo cuando a la puerta
principal de la mansión llegó el sonido de un furgón de reparto,
Marcos salió a recoger el pedido, indicó a los repartidores dónde
estaba el patio trasero por dónde debían entrar quienes
avituallasen a la casa.
Se trataba de un
solar rectangular amurallado por la propia casa, que comunicaba las
estancias del servicio con el almacén y la casa. A la par que servía
de aliviadero para los trabajadores que venían a abastecer, pues
quedaba fuera de la vista de los posibles invitados.
Comunicaba con
otra puerta en la parte de atrás de la mansión con un camino que
daba a los campos, y que estaba mejor preparado para el transporte de
los productos y mercancías del resto de los terrenos que rodeaban la
casa.
Dio la vuelta y salió en el lugar
indicado, pero al abrir la puerta de la furgoneta, se encontró con
que aquel hombre estaba sedado.
Hizo que los repartidores llevasen en
una camilla hasta un cuarto que daba al patio a aquel hombre y lo
colocaron sobre una cama que ya estaba preparada. Despidió a los
recaderos, y fue a dar parte a su señor.
Marcos era un
hombre fuerte de constitución y expresión afable, de piel blanca y
pecosa por el sol, con ojos verde-agua y pelo castaño claro, tenía
dos años más que su señor y se había criado con él casi
como si fuera un hermano. Le tenía en mucha estima y al parecer su
señor pensaba igual de él. Era el esclavo de confianza, aunque el
no se sentía así, sabía que bastaba con que lo pidiese para que el
joven amo le hiciese un hombre libre y lo contratase como criado,
pero eso requería papeleo y ya estaba acostumbrado así que no se
molestaba en ello.
A sus 24 años D ya había acabado sus
estudios, pero dada su condición de rico, no había podido ejercer
más que en las prácticas, y esas mismas prácticas le habían
concienciado sobre su carrera.
En la sociedad en la que vivía, un
rico no necesitaba trabajar realmente para vivir, bastaba con la
posición y con saber utilizar sus posesiones para que rindieran
adecuadamente. Aún así, tener una carrera era algo que daba excusas
para poder tomar ciertos puestos que ya les estaban reservados. Había
tomado la carrera de medicina, al principio, por dirección de su
padre, había descubierto que con ella podía jugar con la vida de
las personas, aquella perspectiva le daba poder y le gustaba. Aunque
cuando llegaron las prácticas de verdad en un hospital, su visión
cambió notablemente, aquella gente le agradecía sus cuidados, veía
que en sus manos estaba el ayudar a mucha gente, y aquello le hizo
replanteárselo todo.
Aquél día cuando buscaba un nuevo
esclavo, no buscaba más que mirar un poco, pero había encontrado a
alguien que parecía que podría ayudar. Y quién sabe, puede que
pudiese ejercer aquello que había descubierto como vocación.
Cuando Marcos le avisó, bajó al patio
trasero. El sol ya anaranjeaba las paredes,
Marcos a su lado, llevaba lo necesario para
examinar a su nueva adquisición.
Marcos- Lo han traído dormido, y parece
enfermo…-Recoger a los nuevos esclavos no le
era extraño. Ya se había acostumbrado a recibirles a su nuevo
hogar, aunque nunca había tratado con un caso en el que le llegase
de ese modo.
Demian- No me esperaba que lo drogasen,
puede que no esté tan enfermo si pueden permitirse el lujo de
traerlo así.-
Sobre la cama del cuarto de piedra,
estaba Julio, parecía descansar plácidamente. Demian entró a la habitación
de paredes de piedra gris, esta, estaba
situada un poco por debajo del nivel del suelo, la ventana daba al
patio y tenía un cuarto de baño asociado. Se
trataba de un cuarto pequeño, aunque contaba con una
mesa y tres sillas, junto con un ropero estrecho. La cama estaba de
lado frente a la puerta y contaba con una mesita auxiliar, entre la
cama y la pared opuesta a la puerta de la entrada, quedaba un pasillo
lo bastante amplio como para poder sentarse cómodamente en una
silla. A una distancia de la cabecera de unas 1,45 m, había un arco
de puerta, que daba a un aseo interior. El excusado a la derecha,
contra la pared, el lavabo justo enfrente y una ducha al fondo en el
mismo lado que este último, aprovechaban perfectamente el espacio al
tiempo que desde la habitación contigua otorgaba cierta privacidad.
Se acercaron a la cama y Demian se dio cuenta que Julio estaba sudando,
le tocó la frente.
Demian- Está ardiendo. Dijo con tono
frustrado. Antes de darle nada decidió extraerle una muestra de
sangre, y se colocó a la izquierda del durmiente, Marcos se colocó al
otro lado para poder darle el material necesario, y no estorbarle.
Pero al ir a clavar la aguja Julio abrió los ojos, reaccionó e intentó
huir de aquello asustado, Marcos fue más rápido y logró aprisionarlo
contra la cama. El chico, retorciéndose intentaba librarse de aquel oso,
tenía la mirada vacía y se percibía el miedo en él, Demian no se
amilanó tomó el brazo del que pensaba extraer la sangre y Marcos para
ayudarle se subió a la cama y usó sus
piernas para aprisionar a Julio, al mismo tiempo que liberaba una mano
para sujetarle el brazo izquierdo y que Demian pudiese acabar.
Demian terminó con lo que estaba haciendo y
mientras Marcos sujetaba a Julio tomó unas correas y las fue ciñendo a
muñecas y tobillos del joven. Pasó una cadena desde la cabecera de la
cama y ató primero una muñeca, luego la otra. Finalmente tensó la
cadena con un mecanismo a la cabecera de la cama.
E hizo lo mismo con las de los
tobillos. No tensó demasiado pero si lo suficiente para que no
pudiese moverse y lastimarles. Marcos se retiró en cuanto Demian acabó de
inmovilizarle.
Julio jadeaba y el corazón lo tenía
desbocado, se sentía fatigado y humillado… pero… era un esclavo
pensó…"no puedo hacer nada"… su mente volvió abandonarlo
dejándolo de nuevo apático…era como un autómata.
Demian y Marcos nunca habían tenido que lidiar
con una reacción así, al menos con un adulto, aunque sabían que
podían darse ese tipo de situaciones. Ahora observaban al sujeto que
jadeaba y resoplaba con gesto de dolor en la cara. Tiraba de las
cadenas, y su cuerpo se resistía a abandonar… Finalmente pareció
rendirse, y sus captores se acercaron.
Demian- No te muevas, voy a aflojar las
cadenas. Más te vale ser obediente…
Esperaba una replica, una palabra, un
gesto… algo, pero Julio se limito a mirar para otro lado.
Marcos se colocó a la izquierda de a cama y
Demian se puso al otro lado, aflojaron las cadenas de manera que tuviese
la suficiente movilidad para girarse o moverse en la cama. Demian le bajó
los brazos, y sacando un termómetro se lo colocó en la axila más
próxima… pasado el tiempo, le quitó el objeto y lo comprobó,
tenía bastante fiebre, había que bajarla. Julio parecía relajado
ahora, así que lo hizo girarse y darle la espalda… el chico estaba tan
cansado, que en cuanto se relajó un poco la tensión acabó dormido.
Marcos- ¡Demian!, se ha dormido.- dijo
sin alzar la voz.
Demian- No puede ser, si hace un momento
estaba…- el sonido de la respiración y los movimientos suaves de
su pecho, hicieron que se callara.
Demian le bajó los pantalones a Julio mientras
Marcos le flexionaba un poco las rodillas y lo sujetaba, dormido como
estaba, y con el trasero expuesto de esta manera parecía realmente
desvalido. Preparó una jeringuilla con un medicamento para la
fiebre, extrajo el aire y tras pasarle un algodón con alcohol, la
clavó con suavidad en la nalga de Julio. Inyectó el fluido, tras acabar
le subió los pantalones.
Ya había guardado la muestra de
sangre. Mientras Demian recogía el material, Marcos tapó al nuevo esclavo.
Era de la misma edad que su señor, y tenía la misma estatura, pero,
parecía haberlo pasado mal, estaba bastante delgado, aquello no le
correspondía a su estructura ósea.
Salieron de la estancia y echaron el
cerrojo tras de si.
Demian- ¿Te has dado cuenta verdad?-
Marcos- ¿de qué?, ¿de lo delgado que
está?...- No solía plantearse las decisiones
que tomaba Demian.
Demian- Si… no es normal que un esclavo
puesto a la venta tenga ese estado…-
Marcos-… Puede que en su archivo personal
y medico ponga algo sobre eso…- permaneció callado durante un rato
mientras acompañaba a Demian por el pasillo hasta su dormitorio.
Marcos-No parece que haya nacido esclavo…-
Demian-¿Por qué lo dices?- Preguntó
sorprendido, mientras se giraba para mirarle a la cara.
Marcos-Alguien nacido esclavo, no reacciona
así… y… su mirada estaba afectada…alguien que nace esclavo no
le da importancia a su condición a menos que tenga un mal amo.- Tras
decir esto último se ruborizó y apartó la mirada, su dueño
siempre le había hecho sentir su igual, y se sentía incómodo por
lo que pudiese pensar de esas palabras.
Lejos de enfadarse, Demian se quedó
callado, y meditó aquello. Sería mejor que inspeccionase su dossier
personal, lo había pasado totalmente por alto.“M siempre
estaba ahí cuando lo necesitaba, y en momentos de duda le había
apoyado. Era un amigo… más que un amigo, era de la familia” se
reconfortaba pensando el joven médico.
Entró en su cuarto dejando a Marcos que
volviese con su esposa, no sin antes entregarle el encargo de llevar
la muestra para que la analizaran, se sentó en su escritorio y abrió
el dossier…
Repasó sus datos físicos, aquello no
concordaba, según el expediente se trataba de un chico de complexión
media, de estatura y peso muy similares a las suyas. El chico al que
había visto pesaba bastante menos que lo que ponía… siguió
revisando, “Enfermedades crónicas detectadas: ninguna. Estado
mental: Sano. Personalidad: Extrovertido, callado, formal, dotado
para labores mentales, buenas relaciones con niños y mayores…”
eso no era lo que el había visto, miró la fecha de esta última
evaluación, era de hacía apenas un año.
Pasó al el archivo personal, su viejo amigo tenía
razón, Julio había sido un hombre libre, había una hoja suelta
acompañada con recortes de periódico y protocolos bancarios “hijo
del propietario de una explotación agrícola familiar, […]
accidente, […] incendio, […] muerte de todos los familiares […]
pérdidas de todos los bienes económicos a favor del banco, […] a
falta de bienes y recursos para pagar las deudas de la explotación,
el beneficiario de esta queda expuesto como un recurso más…”
No necesitaba leer más, ya era tarde,
al menos ya sabía cómo había llegado a ser esclavo, 4 años antes
era un hombre libre, incluso estaba cursando estudios en la
universidad… dejó los documentos y se fue a dormir.
Julio abrió los ojos, era de noche, se
sentía realmente mal, se levantó mareado… inspeccionó su
alrededor, estaba oscuro, aunque entraba algo
de luz por el ventanuco sobre su cabeza a su derecha, intuía una
mesa y sillas delante de el a los pies de su cama y la forma de un
mueble alto al fondo a la izquierda, le habían quitado las
correas… vio el baño, decidió tomar una ducha, se sentía sucio y
necesitaba algo que le ayudara a calmarse. Tiró adormecido su ropa
al suelo y entró en el plato de ducha… perdió la noción del
tiempo mientras el agua caía por su cabeza… salió de la ducha se
secó con una toalla que estaba dispuesta para eso y se acostó no se
preocupó de la ropa del suelo ni de
vestirse, estaba demasiado agotado como para preocuparse por eso…
Pediste críticas y comentarios, así que aquí te presento una crítica constructiva, que para mi gusto es lo que más ayuda a mejorar =)
ResponderEliminarOjo con los signos de puntuación, porque hay frases que pierden coherencia. A veces abusas de ellos, y en otras partes de la narración te quedas corta.
Ten cuidado también con los tiempos verbales, ya que en ocasiones los cambias a medida que avanza la lectura y queda muy raro. Resta fuerza al texto y queda forzado (por ejemplo, en “Cuando llegaban al final de su recorrido, el vendedor se empezaba a poner nervioso”, yo habría escrito “llegaron” y “empezó”)
Y por último, solo añadir algo más a gusto personal (después de todo, escribir es algo muy subjetivo). Creo que haces las descripciones demasiado técnicas. Te sacan totalmente de la historia, no se adaptan bien al hilo. Yo soy muy descriptiva también, pero el modo en que introduces esos párrafos en la narración me “chirría”.
Sigue escribiendo, porque la historia parece interesante!
Ciao ciao!!
Gracias, la verdad es que trataba de hacer una "narración" un tanto técnica o "fría". Trataré de ser más cuidadosa con los puntos que me dices.
EliminarLo de los tiempos, creo que tendré que mirárlo con detenimiento.
PD: Gracias de nuevo, por la crítica y los ánimos ^^